Según un estudio de la Universidad de Chile, revelado en 2023, la prevalencia de trastornos de salud mental en universitarios en primer año, tales como síntomas ansiosos y depresivos, podría llegar hasta un 50%.
“La transición a la vida universitaria es de por sí desafiante, ya que muchas veces implica mudarse a un nueva ciudad o región, establecer nuevas amistades y adaptarse a un entorno académico más exigente, lo que puede generar estrés emocional y, a todo esto, ahora hay que agregar los estragos en la salud mental que causó la pandemia y el encierro en los estudiantes”, reflexiona Francisca Sáez, Directora Ejecutiva, Corporación Educacional Eventuras, especializada en aprendizaje socioemocional.
Tras conocerse los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación (PAES), admisión 2024, los postulantes están en estos precisos momentos tomando decisiones importantes para su vida y futuro: elección de la carrera, casa de estudios, postulaciones, pago de matrículas, cómo preparase para volver rendir la prueba debido a que los resultados no fueron lo esperados, son sólo algunas.
Y, si bien esto ya es lo suficientemente estresante, hoy los estudiantes universitarios cargan con una presión adicional. Según un estudio de la Universidad de Chile, revelado en 2023, la prevalencia de trastornos de salud mental en universitarios de primer año, tales como síntomas ansiosos y depresivos, podría llegar hasta un 50%.
Por otro lado, la Revista Chilena de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y la Adolescencia reveló en 2021 que los síntomas depresivos son mayores en estudiantes universitarios (as) que en el resto de la población debido a que los problemas de salud mental en este segmento aumentaron a raíz de la pandemia generada por COVID- 19.
Y, como una forma de evidenciar esta situación, un informe de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indicó que, a raíz de la pandemia, entre 2020 y 2022, Chile fue el país en el que se cerraron más escuelas, lo que significa que la educación superior está recibiendo en sus aulas presenciales a estos alumnos que tuvieron más de 250 horas de clases online producto de las restricciones sanitarias y cuarentenas del momento.
Todo lo anterior vendría a explicar también por qué, de acuerdo a datos de diagnósticos de la Subsecretaría de la Educación Superior, las consultas estudiantiles relacionados a temas de salud mental han ido en aumento: de 55,7% en 2018 a 77,9% durante 2022.
“Estos dos últimos años, tras la vuelta a la presencialidad, estudiantes y docentes han tenido que convivir no sólo con la presión de restaurar los conocimientos atrasados que dejó el confinamiento por la pandemia, sino que también, un clima de violencia, hostil y de estrés, que ha dejado en evidencia la falta de habilidades sociales y emocionales en nuestra escuelas y sociedad chilena”, contextualiza Francisca Sáez, Directora Ejecutiva, Corporación Educacional Eventuras, especializada en aprendizaje socioemocional.
“Cuidar la salud mental durante esta etapa hoy resulta urgente no sólo para el éxito académico, donde muchas veces se centra la atención, sino que para el bienestar general y la calidad de vida de los(as) estudiantes. La transición a la vida universitaria es de por sí desafiante, ya que muchas veces implica mudarse a una nueva ciudad o región, establecer nuevas amistades, adaptarse a un entorno académico más exigente y ser capaces de autogestionar tiempo y recursos. Mientras los estudiantes no reciban las herramientas adecuadas para superar estos obstáculos, están en riesgo de permanecer en un estado de estrés por demasiado tiempo y derivar en algunos de los trastornos que ya conocemos como ansiedad o depresión. ”, agrega la profesional.
Además, la experta indica que “la vida universitaria comienza cuando los universitarios aún transitan la adolescencia por lo que también podrían sentirse desafiados en el ámbito social, como la necesidad de pertenecer a grupos de amigos o estudio, la comparación con los demás y la gestión de relaciones interpersonales. Estos aspectos también pueden contribuir al estrés, falta de autoestima y la ansiedad”.
“A pesar de la creciente conciencia sobre la importancia de la salud mental, en nuestra sociedad persiste el estigma asociado con los problemas mentales y socialmente tenemos pocas instrumentos de prevención, lo que contribuye a que los estudiantes no sepan reconocer cómo se sienten y no pidan ayuda cuando la necesitan. La falta de apoyo puede agravar los problemas de salud mental, por ende, es crucial contar con docentes o personal capacitado para contener a los(as) alumnos, así como que el estudiante pueda tener una red de apoyo importante”, enfatiza.
Tips para gestionar el estrés en la etapa universitaria
La experta de Corporación Educacional Eventuras entrega las siguientes recomendaciones para aquellos estudiantes que ingresarán a la educación superior.
Planificar y establecer rutinas: Establecer rutinas reduce la ansiedad, ya que al tener un plan de acción que equilibre el descanso y estudio, ayuda a bajar la incertidumbre respecto a los resultados que se obtendrán.
Mantener una buena alimentación: Las investigaciones señalan que parte del tracto digestivo es un “segundo cerebro”, que sintetiza más del 83% de la serotonina cuya principal función es la regulación de estados anímicos. Para lograr una buena salud intestinal y nutrir adecuadamente nuestro cuerpo es necesario focalizarse en reducir los alimentos procesados, establecer horarios para alimentarse, evitar el consumo excesivo de cafeína y aumentar la ingesta de alimentos ricos en nutrientes.
Aprender a estudiar y entrenar habilidades ejecutivas: La etapa universitaria requiere de metodologías concretas y sistemáticas que los estudiantes deben descubrir e implementar para lograr tener el éxito académico que esperan. Estas metodología pueden variar según las fortalezas del estudiantes, la materia a estudiar y los aprendizajes previos. Por ejemplo, para estudiar un texto, un estudiante podría necesitar leer sólo una vez y resumirlo mientras que otro podría necesitar leerlo varias veces y subrayar.
Buscar apoyo social: El aislamiento es uno de los más grandes factores de riesgo para enfermedades de salud mental. Conocer a los compañeros de clases y participar de las actividades estudiantiles son una herramienta poderosa para tener un paso feliz y sano por la etapa universitaria, además de proveer de redes de apoyo y compañía en caso de necesitarlo.
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