Este domingo se celebra una de las festividades más especiales del calendario: el Día de la Madre. Una jornada para honrar y demostrarle amor a quien nos dio la vida.
Sin embargo, un grupo de mujeres tendrá una conmemoración más íntima y probablemente imperceptible hasta para sus amigos y familiares: son las madres de aquellos bebés que murieron durante su gestación, en el parto o en sus primeros días de vida.
“Yo honro a mi hijo todos los días. Uno tiende, en todas estas fechas especiales, a incluirlos de alguna manera en las celebraciones”, cuenta Karen Baeza, quien perdió a su hijo Agustín a los cuatro meses de gestación, y es beneficiaria del programa Dignifica, iniciativa conjunta de la Funeraria Hogar de Cristo y de Parque del Recuerdo, que busca entregar una sepultura digna y gratuita a los nonatos y a aquellos pequeños que fallecen antes de cumplir los 28 días de vida, y también acompañar psicológicamente a las madres en este duelo.
Actualmente 19 clínicas y hospitales de la Región Metropolitana forman parte del programa Dignifica, el cual cuenta con los esfuerzos de la Funeraria Hogar de Cristo, institución encargada de tomar contacto con las madres y trasladar a los infantes. “Lo que nos motiva a ayudar a estas madres es el hecho de formar parte del rito de la despedida de un hijo, de dignificar su partida”, explica Juan Pablo Rogers, Gerente General de Funeraria Hogar de Cristo.
Posteriormente, los bebés fallecidos son trasladados hasta Parque del Recuerdo, lugar donde las familias podrán darle digna sepultura y tener un lugar físico donde visitarlos y conmemorar su memoria. “Cuando recibimos a los padres, en nuestros parques, que van a despedir a esos hijos que lamentablemente han fallecido, nos demuestran su agradecimiento por darle visibilidad a un duelo que en muchas ocasiones es más bien silencioso. El programa Dignifica permite validar y darle un espacio en la sociedad a ese pequeño que falleció antes de nacer o a los pocos días de vida”, comenta Paulina Jaramillo, Gerente de Asuntos Corporativos de Parque del Recuerdo.
Luego vendrá el duelo y el acompañamiento psicológico a cargo del programa Contigo en el Recuerdo de Parque del Recuerdo. En este contexto, la psicóloga del programa María Ignacia Sandoval, plantea que “el Día de la Madre, junto a los días previos al mismo, pueden ser momentos difíciles para todas aquellas mujeres que han perdido un hijo. Es un recordatorio de lo que hubo en sus vidas y que hoy, físicamente, no está. A pesar de ello, también puede llegar a convertirse en un día de conmemoración”.
Por eso, la psicóloga asegura que la manera de conmemorar dependerá de cada mamá. “La primera recomendación es hacer lo que real y auténticamente deseamos. Muchas madres que han perdido a un hijo es posible que ignoren esta fecha o sientan mucha tristeza. Para otras, es la oportunidad de celebrar la vida de su hijo o hija fallecida, compartir historias, ver fotografías o hacer un ritual”, asegura María Ignacia.
De esta forma, es normal y parte del proceso de duelo, que las mamás estén conectadas con la rabia y sea un día que no desean celebrar ni nombrar, pero también es posible que se vinculen con el amor y el agradecimiento, y sea una fecha que destinen a recordar.
Además, la psicóloga de Contigo en el Recuerdo agrega que “muchas madres se demoran meses y hasta años en volver a levantarse. Pero cada paso es un logro, por pequeño que se vea”. Por eso, durante este proceso, añade, hay que “ser honesto con uno mismo, y tener una red de apoyo que esté presente, recordándote que hay personas en la vida que quieren continuar a tu lado y te esperarán”.
En este sentido complementa que el programa Dignifica “le brinda la oportunidad a todas las madres de poder despedir de manera cuidadosa a sus hijos. Ofrece un espacio de respeto y un final digno para todas estas vidas que estuvieron de paso, pero que impactaron profundamente a todas sus mamás. Valida el dolor y el sufrimiento”.
Registro de Mortinatos: dignidad en medio del dolor
En agosto de 2019 se promulgó la ley que crea un catastro nacional de mortinatos y facilita su individualización y sepultación. Normativa que luego se complementó, en septiembre de 2021, con la Ley Dominga, que estableció el acompañamiento integral para las personas en duelo gestacional y establece un estándar de atención en salud para las madres y padres que están viviendo la pérdida de un hijo en período perinatal.
De acuerdo con datos del Registro Civil, en 2022 se inscribieron en el Registro Nacional de Mortinatos 1.959 hijos fallecidos durante la gestación o a los días de nacer. Es decir, seres que dejaron de ser tratados como NN y fueron visibilizados por sus familias que les dieron nombre e identidad.
La cifra subió a 2.112 en 2023 y, hasta abril de este año, las inscripciones llegan a las 658. En total 4.729 casos, de los cuales el 50% corresponde a la Región Metropolitana. Tendencia que revela la enorme necesidad que existe por dar una sepultura digna a estos hijos.
El programa Dignifica también ha presentado un crecimiento a lo largo de su historia. Desde sus inicios, esta iniciativa ha beneficiado a más de 5.700 mujeres que han podido darles una sepultura digna y gratuita a sus hijos fallecidos.
La importancia de visibilizar la pérdida
Karen Baeza supo del programa Dignifica a través de una matrona que la atendió y gracias a ello logró acogerse a esta iniciativa, que le permitió entender el proceso que vivió con la muerte de su hijo Agustín. “Alcancé a estar con mi bebé cuatro meses en mi guatita, pero con ese poco tiempo es difícil que la gente reconozca que hay un ser vivo en tu cuerpo, porque no se nota, porque tú no lo cuentas todavía. Entonces lamentablemente lo que me sucedió, y que le puede pasar a muchas mamás, es que las personas que están a tu alrededor, incluso tu familia, no entienden lo que tú estás sintiendo”, comenta Karen.
En ese contexto, Karen asegura que el programa Dignifica fue fundamental para poder visualizar que las personas de su entorno no tenían la culpa de no entender lo que ella estaba viviendo y sufriendo. Además, le ayudó a poner límites y le permitió sobrellevar libremente su duelo de acuerdo con su sentir.
Asimismo, para Karen fue fundamental escribir sus emociones, plasmar en papel todo aquello que vivía y sentía, y externalizarlo a través de las palabras escritas.
Otro punto relevante, añade, fue que “el programa te da la certeza de que tu hijo estuvo, y como lo dice su nombre, que tuvo una muerte digna y que pasó por el proceso que pasan todos los seres humanos: un funeral”.
“Todos los días me acuerdo de mi hijo, siempre lo tenemos presente con mi marido, no es algo que nosotros hayamos borrado de nuestra memoria como si nunca hubiese existido, todo lo contrario. Mientras más lo hablo, más me libero, menos pena siento y me reconforta saber que tengo un ángel en el cielo que nos cuida constantemente”, concluye.
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