*Por Vania López Muñoz, Coordinadora de Programas de Convivencia Escolar Santillana Chile
En Chile, la posibilidad de que el Trastorno del Espectro Autista (TEA) sea incluido en las patologías cubiertas por el programa de Garantías Explícitas en Salud (GES) a partir de 2025, representa un avance significativo en su atención integral. Actualmente, el GES asegura la atención médica a afiliados de Fonasa e Isapres, cubriendo 87 patologías; y la posible inclusión del Autismo, junto con otras patologías, resalta la necesidad de una mayor visibilidad y apoyo a esta condición.
Esto podría sumarse a iniciativas como la ya promulgada Ley TEA, la que busca resguardar la inclusión social y asegurar el derecho a la igualdad de oportunidades y de las personas autistas, a través de la eliminación de cualquier forma de discriminación.
Un estudio publicado por la revista Andes Pediátrico en 2021, señala que uno de cada 51 niños en población urbana chilena ha sido diagnosticado con TEA. Estas cifras reflejan la urgencia de implementar políticas de salud que no solo brinden atención médica, sino que también sigan promoviendo la integración de servicios educativos y de apoyo. La posible inclusión del TEA en el GES permitiría un acceso más equitativo a tratamientos especializados y a intervenciones tempranas, cruciales para el desarrollo y bienestar de las personas.
Y es que el Autismo, no solo impacta en el ámbito de la salud, sino que también tiene profundas implicaciones en el sistema educativo. Los niños con TEA enfrentan desafíos únicos en su proceso de aprendizaje y socialización, lo que hace indispensable una colaboración estrecha entre los sectores de salud y educación. Esta colaboración debe basarse en estrategias integradas que aborden tanto las necesidades médicas como educativas, asegurando un apoyo continuo y adaptado a cada individuo.
Nuestro sistema educativo debe estar preparado para recibir y apoyar a estos estudiantes mediante la formación de docentes, la implementación de programas inclusivos y el acceso a recursos especializados. Por otro lado, los profesionales de la salud deben trabajar en conjunto con las instituciones educativas para diseñar planes de intervención que consideren el entorno escolar como un espacio crucial para el desarrollo de habilidades sociales y académicas.
Es así que, una posible futura inclusión del TEA en el GES representa una oportunidad para fortalecer la interconexión entre los sistemas de salud y educación en Chile, ya que no es solo un avance en términos de cobertura médica, sino que también representa un paso hacia una sociedad más inclusiva y equitativa. Al garantizar el acceso a tratamientos y apoyos necesarios, estamos reconociendo el derecho de las personas Autistas a una vida plena y digna.
Este es el momento de actuar, de generar cambios significativos y de asegurar que todas las personas, independientemente de sus condiciones, tengan acceso a las oportunidades que merecen.