En Chile, las amputaciones anuales debido a heridas crónicas no cicatrizadas en gran medida se deben a la Diabetes Mellitus, estas pueden alcanzar la preocupante cifra de dos mil casos. Esta enfermedad, que afecta a aproximadamente el 12.3% de la población chilena según datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENS), conlleva complicaciones graves como las úlceras de pie diabético. Esta condición se manifiesta por lesiones en los pies, resultado del daño neuropático y vascular causado por niveles elevados de glucosa en la sangre.
A nivel mundial, se estima que ocurre una amputación cada 6 segundos debido a la diabetes, superando el millón de casos anuales, y esta tendencia va en aumento en Chile, exacerbada por el descuido en el manejo de la enfermedad y las dificultades adicionales durante la pandemia.
“La buena nutrición juega un rol crucial en el proceso de cicatrización de las heridas crónicas. Es fundamental para la reparación tisular y para compensar las pérdidas de nutrientes ocasionadas por el exudado de las heridas. La insuficiencia de energía, proteínas, antioxidantes (como la vitamina C, vitamina A y zinc) y vitamina D es común en pacientes con heridas crónicas, lo cual puede retardar la cicatrización e incrementar el riesgo de complicaciones como la dehiscencia y las infecciones” comenta Carolina Saravia, enfermera jefa de Clínica Cath, especializada en la curación avanzada de heridas.
Factores como la obesidad, la edad avanzada, el uso de glucocorticoides y la deshidratación también pueden interferir con el proceso de cicatrización, haciendo esencial la evaluación nutricional para identificar pacientes mal nutridos.
El impacto socioeconómico de las úlceras del pie diabético es significativo en Chile. Más de 80 mil personas con diabetes enfrentan el desafío constante de tratar úlceras en los pies, lo que implica costos elevados para el sistema de salud pública. El 68% de las amputaciones de extremidades inferiores en Chile son realizadas en pacientes diabéticos siendo la falta de auto cuidado adecuado y la educación sobre la enfermedad contribuyen a estas alarmantes estadísticas, donde los hombres representan el 74% de los casos de amputación.
“La gestión efectiva del pie diabético implica tratamientos prolongados y cuidados especiales, ya que una úlcera puede tardar hasta seis meses en sanar completamente. En clínicas especializadas como la Clínica Cath, se logran reducir estos tiempos a entre dos y cuatro meses con un manejo adecuado y compromiso constante del paciente” comenta Saravia
Las recomendaciones para prevenir el pie diabético incluyen controles regulares de los niveles de azúcar en la sangre, una dieta saludable baja en azúcares y masas, el ejercicio regular y educación continua sobre la enfermedad y su manejo. Estas medidas no solo pueden prevenir la aparición de úlceras en los pies, sino también mejorar la cicatrización en aquellos pacientes que ya presentan esta complicación.
En resumen, comenta la experta, el manejo nutricional juega un papel crucial en la prevención y tratamiento del pie diabético en Chile, contribuyendo significativamente a mejorar la calidad de vida de los pacientes y a reducir las tasas de amputación derivadas de esta enfermedad devastadora.