Hace una década, el presidente Xi Jinping lanzó Made in China 2025, una estrategia para transformar al país de “la fábrica del mundo” en una potencia tecnológica. El plan apuntaba a reducir la dependencia de tecnologías extranjeras, dominar diez sectores estratégicos como inteligencia artificial, semiconductores, vehículos eléctricos y robótica, y lograr que el 70% de los componentes esenciales fueran de producción nacional.
Este giro respondió a una pérdida de confianza en el modelo occidental tras la crisis de 2008. Con Xi al mando, el Partido Comunista apostó por la autosuficiencia y la innovación local. El plan reflejó esa ambición: no solo modernizar la industria, sino posicionar a China como referente global. En una década, ha logrado liderar en vehículos eléctricos, robótica industrial y 5G, aunque sigue dependiendo de semiconductores avanzados.
El balance es mixto. Made in China 2025 aceleró la modernización industrial, pero también mostró los límites del modelo centralizado y basado en subsidios. Huawei simboliza los avances y obstáculos: desarrolló chips propios tras el veto de EE.UU., pero aún enfrenta desafíos tecnológicos. China ahora avanza hacia China Manufacturing 2035, buscando autosuficiencia, liderazgo en IA aplicada a la manufactura y neutralidad de carbono, con una estrategia que planifica, se adapta y anticipa un mundo cada vez más complejo.
Dr. Patricio Torres Luque, investigador Facultad Administración Universidad UNIACC