Por Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario , Ingeniero Comercial, Magister en Administración de Empresas de IEDE y Master de Administración de Empresas en la Universidad de LLeida.
Tras años apagado, el mercado inmobiliario argentino está experimentando un despertar. Las cifras son evidentes, y es que según la consultora económica Empiria, los bancos colocarán aproximadamente USD $3.000 millones en créditos hipotecarios durante 2025, representando un impresionante aumento del 260% respecto al año anterior.
Las cifras mencionadas, aunque muy modestas en comparación con otros mercados más estables, como el chileno, son dignas de observar y de analizar, considerando el difícil momento que lleva pasando la nación vecina.
Pero, ¿Qué es lo que ha cambiado? Lo cierto es que la política económica del presidente Javier Milei, donde ha establecido reglas claras y certidumbre, elementos fundamentales para cualquier mercado de capitales a largo plazo, está en proceso de saneamiento de la economía.
Hace apenas unos años, tener un crédito hipotecario en Argentina era impensado, dadas las tasas del 80% y 90% que manejaban los bancos, producto de una inflación constante, lo que hacía imposible poder proyectar el costo del dinero más allá de unos meses.
Las restricciones en política monetaria implementadas por el gobierno actual, han logrado contener parcialmente la inflación con una tendencia positiva, aunque aún no a los niveles de estabilidad del vecindario. Eso sí, esta estabilización impulsa la llegada de desarrolladores inmobiliarios nuevamente al mercado argentino, así como también de otros inversores, propiciando un ecosistema virtuoso.
Es verdad que 5.000 ventas de viviendas hipotecarias en Buenos Aires durante 2024 -el triple respecto al año anterior- puede parecer una cifra pequeña, pero hay que verla en su justa medida, por lo que indicadores como ese, deben ser celebrados, como una señal del renacimiento inmobiliario que podría expandirse durante los próximos años, incluso, de manera exponencial.
Si se mantiene el control inflacionario y se profundiza la certidumbre jurídica y económica, podríamos presenciar una transformación radical del panorama hipotecario, con tasas más amigables permitirían tanto a familias como a inversores endeudarse con confianza, generando simultáneamente mayor demanda y oferta inmobiliaria.
Argentina nos recuerda que la estabilidad macroeconómica y la certidumbre, son los cimientos fundamentales sobre los que se construye cualquier mercado inmobiliario saludable.
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