Santiago, abril de 2025.- ¿Por qué algunas variedades de té saben distintas siendo del mismo tipo? Seguramente, los consumidores frecuentes de esta bebida se han hecho esta pregunta más de alguna vez, y si bien este ámbito puede depender de variados factores, una de las explicaciones más significativas se encuentra en los métodos de producción utilizados: el método artesanal u ortodoxo y el industrial.
Antes de profundizar en los elementos diferenciadores de cada uno, es importante señalar que el té se ha posicionado como la segunda bebida más consumida por las personas después del agua, y se estima que su consumo supere los 8.200 millones de kilogramos en el mundo para 2029. En Chile, lideramos el consumo en América Latina, y el té negro es la variedad más popular.
“A través de los años, el té se ha instalado como una de las bebidas preferidas por las familias chilenas, ganando cada vez más popularidad. Esto se debe a aspectos como la amplia variedad y versatilidad que ofrece, pero también a asuntos culturales que lo han integrado dentro de la rutina diaria y fechas relevantes, haciendo de este un elemento central en la constitución de los hogares”, señala Cristián Pastene, Tea Trainer y representante de Dilmah en LATAM.
¿Te has preguntado si tu té favorito es artesanal o industrializado, y si estarás percibiendo todos los beneficios que el té puede entregar a tu salud? El proceso de elaboración del té es extenso y varía según el método utilizado. Por ejemplo, el sistema artesanal u ortodoxo permite obtener una amplia gama de tamaños de hojas y tonalidades, con componentes que aportan carácter y cuerpo, brindando una experiencia sensorial rica y diversa. Este método también permite seleccionar a mano los brotes más tiernos de la planta Camellia Sinensis, asegurando que solo las hojas jóvenes y delicadas sean escogidas. Así, se preserva el sabor natural y el bienestar de la hoja, conservando una alta concentración de antioxidantes, los cuales pueden ser muy beneficiosos para la salud.
Por su parte, el método CTC (“Crush, Tear, Curl”), en donde las hojas son cosechadas y procesadas por máquinas trituradoras, genera grandes cantidades de té en muy poco tiempo, apurando la oxidación de la hoja, dificultando la conservación del sabor, aroma y carácter de las hojas, y entregando menor cantidad de enzimas y antioxidantes. Un 95% del total de té negro del mundo se produce bajo este método.
“El verdadero té se produce utilizando brotes tiernos de la planta. En ese sentido, el proceso de elaboración artesanal y ortodoxo es el único que favorece la selección de las hojas frescas, brindando a los fabricantes la posibilidad de realzar su carácter y sabor intrínsecos, y de ofrecer productos de mayor calidad con sutiles variaciones para satisfacer a cualquier consumidor”, detalla Cristián Pastene.
Debido a lo anterior, Dilmah recomienda tener en cuenta los siguientes aspectos para distinguir un buen té:
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