Por Catalina Pardo Apparcel, Gerente Recursos Humanos y Administración en Apparcel Uriarte Abogados ( https://apparcel.cl/ )
Santiago, junio 2025.- La realidad demográfica ya no es una predicción: es un hecho. Nacen menos personas, vivimos más años y trabajamos por más tiempo.
Según el último Censo 2024 , se mantiene la tendencia a la baja en el porcentaje de mujeres entre 15 y 49 años que tienen hijos, pasando del 70,7% en 1992 al 56,6% en 2024, con la mayor caída en el período 2017-2024.
Estas cifras tienen implicancias directas en el mercado laboral, que enfrentará una menor disponibilidad de talento joven.
En este escenario, las empresas están llamadas a repensar cómo valoran el capital humano, especialmente a quienes superan los 50 años.
Sin embargo, aún persiste una visión sesgada y obsoleta que margina a los trabajadores mayores, pese a su vasta experiencia, su capacidad de adaptación y su madurez profesional.
Chile no está ajeno a esta transformación. Se proyecta que la población mayor de 60 años aumentará en más de un 70% entre 2015 y 2050. Y hoy, más del 20% de la fuerza laboral nacional ya está compuesta por personas mayores de 50 años.
Ignorar esta evolución es pasar por alto un segmento clave —y creciente— del motor productivo del país.
Aún con esta evidencia, las barreras persisten. Según el estudio de Talento Senior , un 45% de las personas mayores de 50 años en búsqueda activa de empleo en Chile considera que la edad es la principal limitación para reinsertarse en el mercado laboral.
Esto no solo habla de un sesgo estructural, sino también una oportunidad desaprovechada para las empresas, que se pierden de talento probado.
Es momento de asumir que la diversidad generacional en el trabajo no es una moda ni una concesión: es una estrategia inteligente.
La experiencia de un trabajador senior no compite con la innovación juvenil: la complementa, la guía y la fortalece.
Desde el ámbito legal, también es fundamental avanzar hacia políticas corporativas que promuevan la no discriminación por edad, fomenten la reinserción laboral de personas +50 y fomenten entornos inclusivos e intergeneracionales. Esto implica actualizar procesos de reclutamiento, invertir en planes de capacitación continua y diseñar políticas de retención del talento senior.
Las organizaciones que integran activamente a trabajadores mayores serán aquellas mejor preparadas para afrontar los desafíos del futuro. Porque en un mundo con menos nacimientos y más años de vida activa, el talento con experiencia no es solo valioso: es indispensable.