Santiago, 03 de julio de 2025.- Las redes sociales se convirtieron en el día a día de las personas, ya que sentaron de golpe las bases de cómo comunicarnos, informarnos y relacionarnos; involucrando a todas las generaciones (desde baby boomers hasta generación Beta) en la era digital.
Sin embargo, así como pueden tener aportes positivos, como es mantenerse comunicado e informado, el uso excesivo de estas herramientas pueden llegar a ser contraproducentes tanto para los adultos, como los niños y adolescentes.
“Es importante reflexionar acerca del uso de las redes sociales, ya que, si bien tienen un impacto positivo en cuanto a relacionamiento entre las personas, también pueden ser muy nocivas, al punto de generar patologías asociadas al consumo excesivo de estas, como el FOMO (miedo a perderse algo)”, destaca Mario Micucci, investigador de Seguridad Informática de ESET Latinoamérica.
La utilización indiscriminada de las redes sociales en la infancia ha llevado a muchos gobiernos a regularlas: En Australia en noviembre de 2024 se aprobó una ley que prohíbe a los menores de 16 años conectarse a ellas. La polémica determinación afectó a aplicaciones como Snapchat, Facebook, X, Instagram y TikTok.
En Chile no existe ningún tipo de ley de esta índole, sin embargo, el Ministerio de Educación ofrece una guía dirigida a la orientación para la regulación del uso de celulares y otros dispositivos móviles en establecimientos educacionales.
Por otro lado, recientemente se presentó un proyecto de Ley para prohibir el acceso a las redes sociales para menores de 14 años. Esta medida se alinea con una muestra que arrojó un estudio de “Monitor Global de Educación” realizado por Ipsos. La encuesta reveló que el 71% de los chilenos está de acuerdo con que se prohíba el uso de redes sociales en menores de 14 años.
El uso excesivo de las redes sociales, principalmente en niños y adolescentes, puede generar trastornos que deberán ser atendidos por expertos para evitar mayores complicaciones. Algunas de estas patologías son:
Adicción a las redes sociales: Uso compulsivo y descontrolado de las plataformas, con una necesidad de pasar más tiempo en ellas, ignorando otras responsabilidades o intereses. El no tener acceso a redes puede desencadenar irritabilidad, ansiedad o depresión.
Ansiedad: El uso excesivo puede generar o exacerbar la ansiedad, especialmente por la comparación social, el miedo a perderse algo (FOMO) o la necesidad constante de validación.
Depresión y baja autoestima: Se genera al observar una vida aparentemente “perfecta” en Internet, imágenes idealizadas o la comparación social, lo que puede llevar a sentimientos de insatisfacción.
FOMO (Fear of Missing Out): Es el miedo que genera perderse algo. La cotidianidad y el estar pendiente del celular casi todo el día nos puede generar esta patología.
Aislamiento social: El uso excesivo de estas plataformas pueden reemplazar las interacciones sociales reales, llevando a una sensación de soledad y aislamiento en la vida real.
Ciberacoso (Cyberbullying): La exposición a las redes sociales lamentablemente lleva a algunas personas a ser víctimas digitales de acoso, intimidación o humillación. Estas prácticas son potencialmente peligrosas.
Grooming: La extorsión y manipulación con fines sexuales hacia menores de edad en redes sociales es una de las alertas que hoy en día hay en todo el mundo. Esta práctica es implementada por un adulto para ganarse la confianza de un menor con fines sexuales. Si bien no es una patología, es un riesgo que puede derivar en la víctima traumas severos.
“Además, hoy encontramos personas con problemas de sueño, obesidad, demora en el aprendizaje y hasta cibermareo por la estimulación visual de las pantallas. Son una serie de problemas que no tienen fin y que suelen ser graves en el caso de los menores de edad si no estamos atentos”, dice Micucci.
Las redes sociales sí son beneficiosas, si su uso es correcto. Por esto, ESET comparte una lista de consejos para poner en práctica en este mundo digital:
1. Hacer de las redes sociales un espacio positivo: Muchos padres asumen erróneamente que la solución al FOMO es eliminar por completo las redes sociales de la vida de sus hijos, pero esto rara vez es realista. En su lugar, es importante ayudarlos a convertir sus redes sociales en un espacio positivo al hablar con frecuencia sobre los perfiles y el contenido que se sigue en línea.
2. Desafiar la ilusión de perfección en línea: Si bien las redes sociales suelen mostrar una realidad distorsionada, es importante explicarles a los más pequeños que todo lo que se muestra no es la cotidianidad de las personas sino momentos específicos que quieren compartir con otros.
3. Promover la gratitud: El FOMO suele proliferar cuando los niños/as pasan por alto los aspectos positivos de sus propias vidas. Fomentar la gratitud les ayuda a volver a centrarse en la realidad, apreciando lo que ya tienen en lugar de añorar lo que otros parecen tener en línea.
4. Fomentar la confianza a través de experiencias significativas: Los pequeños con falta de confianza en sí mismos pueden ser particularmente susceptibles al FOMO, sobre todo cuando ven constantemente a sus amistades participando en actividades aparentemente emocionantes en línea. Fortalecer su autoestima puede ayudarlos a gestionar estas emociones con mayor eficacia.
5. Motivar la participación digital activa: En lugar de navegar pasivamente por el contenido, animar a los pequeños a convertirse en usuarios activos y creativos de sus dispositivos. Ya sea a través de la fotografía, la creación de arte digital, los blogs o la edición de vídeo.
6. Equilibrar la interacción digital: Si bien animar a los más pequeños a usar sus dispositivos de forma activa y creativa es beneficioso, es igualmente importante enseñarle el valor de los descansos intencionales. Alejarse de las pantallas con regularidad los ayuda a reconectar con su entorno inmediato, su familia y sus amigos.
“Si bien puede ser complejo eliminar por completo las redes sociales de la vida de sus hijos, es posible poner en práctica el uso controlado de los dispositivos inteligentes y sus aplicaciones bien sea a través de horarios como de aplicaciones de control parental. Esto sin duda les creará rutinas de uso y desconexión para dedicarle tiempo a hobbies o tareas de la cotidianidad. Finalmente lo que se busca con estas prácticas es proteger a los niños, educarlos en materia de ciberseguridad y crearles una interacción digital sana”, concluye el experto.
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