Por: Jaime Bernal, periodista y experto en boxeo
El boxeo tiene esa capacidad de dividir opiniones como pocos deportes. La histórica pelea entre Saúl ‘Canelo’ Álvarez y Terence Crawfo, el próximo 13 de septiembre en Las Vegas es un claro ejemplo.
Para unos es un choque desigual marcado por la diferencia de peso y poder. Para otros, la oportunidad de que un genio del ring desafíe la lógica del tamaño.
El púgil tapatío llega a esta cita cargando no solo con los cinturones de la división. Cuenta también con récord de 63 victorias, 2 derrotas y 2 empates. Llega consolidado como campeón. Ha peleado contra los nombres más fuertes de su generación. Y aunque algunos señalan que ya no es tan explosivo como antes, su poder y su físico siguen marcando la diferencia en las 168 libras.
En la esquina opuesta aparece Crawford. Impecable en su récord invicto (41-0) y dueño de una técnica envidiable.
Sin embargo, dar el salto de dos divisiones para enfrentar a un rival del tamaño y la fortaleza de Canelo no es un simple reto. Es un riesgo mayúsculo. Crawford puede ser más preciso, pero cada golpe del mexicano pesa como una losa. Eso podría ser decisivo.
Personalmente, veo esta pelea como un examen tanto físico como mental.
Canelo carga con el peso de ser el ‘rey’ de los supermedianos. Los avalan títulos unificados y un récord de leyenda.
No obstante, hay un detalle que no se puede obviar. Los años en el boxeo pesan más que en cualquier otro deporte. Canelo, que se unió como embajador global de 1win en 2025, debutó siendo casi un niño. Aunque trayectoria es impecable, la energía ya no fluye con la misma naturalidad.
Por el contrario, Crawford representa la astucia y técnica en estado puro. Invicto, calculador, con una precisión quirúrgica en su golpeo.
Sí, sube dos divisiones, pero no es la primera vez que se enfrenta a un desafío que parecía insalvable. Basta recordar cómo desmanteló a Errol Spence. En esa ocasión muchos daban por hecho que sería la víctima.
Lo interesante es escuchar a quienes ya vivieron batallas similares.
Shane Mosley, quien enfrentó a Canelo en 2012, declaró hace unos días que “la clave estará en la paciencia de Crawford. Si no se desespera, puede encontrar huecos y marcar la diferencia”.
De otro lado, Juan Manuel Márquez fue más crítico. “Canelo sigue teniendo el poder y el tamaño. Crawford es un fenómeno, pero dos divisiones arriba contra un pegador como el mexicano es arriesgar demasiado”.
Puede repetirse la historia
El dilema está claro. ¿Será la pegada de Canelo suficiente para imponer respeto temprano? ¿O la inteligencia de Crawford terminará por apagar al campeón mexicano en los asaltos finales?
Creo que el poder y la resistencia del tapatío terminarán inclinando la balanza. Si bien Crawford puede tener momentos brillantes. La presión constante y el castigo al cuerpo lo harán resentirse con el paso de los asaltos.
El paralelismo que más se ajusta, a mi juicio, es el combate Canelo-Cotto.
En aquella ocasión, la técnica y movilidad parecían estar del lado de Cotto, pero la pegada y el físico del mexicano fueron demasiado. Esta vez puede repetirse la historia.
Canelo absorbiendo lo mejor de Crawford y respondiendo con golpes que desgastan hasta al más fino estratega.
Lo que sí es seguro es que, gane quien gane, no será una noche más en Las Vegas. Será una velada que confirmará si el poder todavía manda en el boxeo… o si la técnica puede escribir una de las sorpresas más grandes de los últimos años.