La certificación de competencias laborales se ha convertido en un eje estratégico para fortalecer la calidad del trabajo en Chile.
Esto, especialmente en oficios que impactan directamente en la vida y seguridad de las personas. Cuidadores de adultos mayores y electricistas son hoy dos de los perfiles donde esta herramienta adquiere mayor relevancia.
No solo porque validan conocimientos técnicos, sino porque entregan garantías éticas y de confianza.
Todo para seguridad de quienes reciben sus servicios.
En un país donde la informalidad laboral aún bordea un tercio de los trabajadores, la avanzada hacia la acreditación de competencias es mucho más que un trámite.
Es un mecanismo para profesionalizar oficios, elevar estándares y proteger a los usuarios. Especialmente frente a riesgos concretos.
Un error en la instalación eléctrica puede provocar un incendio. Una mala práctica en el cuidado de una persona mayor puede tener consecuencias irreparables.
Certificar a quienes desempeñan estos roles no solo respalda su empleabilidad. Además resguarda la seguridad y la dignidad de las familias.
La certificación también reconoce habilidades que trascienden lo técnico. Se valoran competencias “poderosas” como la empatía, la responsabilidad y la capacidad de generar confianza. Son aspectos fundamentales en el caso de cuidadores y que, además, aportan a la construcción de una cultura laboral más humana y profesionalizada.
Los beneficios de este proceso son evidentes. Trabajadores más valorados en los procesos de contratación y empresas que confían en sus capacidades. Además de usuarios que reciben un servicio de mayor calidad.
Desde 2008, más de 180.000 personas han certificado sus competencias a través de ChileValora, con una creciente participación en sectores estratégicos.
El proceso, además, permite identificar brechas de conocimiento y orientar capacitaciones específicas. Esto fomenta una cultura de formación continua que mejora la productividad y seguridad en el país.
Sin embargo, los desafíos no son menores. El costo de la certificación sigue siendo la principal barrera, sobre todo para quienes están desempleados o tienen ingresos inestables.
Muchos trabajadores deben financiar el proceso de manera individual, lo que desalienta su acceso.
Por eso, los programas de becas y mecanismos como la Franquicia Tributaria de Capacitación del SENCE son cruciales para democratizar este derecho. Además de permitir que más personas puedan certificar sus competencias. Sin que el gasto se convierta en un obstáculo.
La organización del proceso es otro punto crítico. Cuando los trabajadores llegan de manera individual, la certificación se encarece y pierde eficiencia.
La formación de grupos y la planificación colectiva aparecen como estrategias necesarias para abaratar costos y acelerar evaluaciones.
Así se genera un impacto positivo tanto para los trabajadores como para las empresas que requieren estos servicios.
Avanzar en certificación laboral es, en definitiva, apostar por un mercado más formal, inclusivo y seguro.
Se trata de un proceso que dignifica al trabajador. Además respalda a las familias que confían en sus servicios y contribuye al desarrollo de un país que necesita estándares más altos de calidad y responsabilidad.
La acreditación no es solo un papel: es un compromiso con la seguridad, la confianza y el futuro del trabajo en Chile.
Acerca de:
MG Certifica es un centro de evaluación y certificación de competencias laborales que apoya proactivamente los esfuerzos de las instituciones para contar con trabajadores más productivos y seguros. Institución acreditada por Chilevalora (Ley N.° 20.267) y conformada por profesionales en la gestión de RR.HH.
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Por Álvaro Vilaplana, gerente comercial de MG Certifica