La ola cultural surcoreana, conocida como Hallyu, del K-pop, no solo arrasa en plataformas de streaming y conciertos multitudinarios. También está llegando a las aulas.
En Chile cada vez más personas, en su mayoría adolescentes y mujeres jóvenes, buscan aprender coreano. Parte de un fenómeno cultural que trasciende la música y las series.
Los registros de Berlitz Chile, son claros. Cerca del 85% de los estudiantes interesados en aprender coreano son mujeres.
El fenómeno se ha consolidado en los últimos dos años. Así desplaza a lenguas tradicionalmente más demandadas, Por ejemplo, el francés, el alemán o el italiano. Supera incluso al japonés y al chino.
“El interés por el idioma ha crecido gracias a la popularidad del K-pop. Como los dramas televisivos y la gastronomía coreana. Muchos jóvenes ven en el idioma una forma de conectarse de manera más profunda con esa cultura”, explica Michelle Alexandra Varela Soza, Leader of Quality and Training de Berlitz Chile.
Inglés sigue siendo líder, pero el coreano gana terreno
En Chile, el inglés sigue concentrando la mayoría de las matrículas. Alrededor del 95% en Berlitz, seguido del español.
Sin embargo, la irrupción del coreano refleja cómo las motivaciones personales, más que las estrictamente académicas o laborales. Esto está ampliando el espectro de los aprendizajes.
“Querer aprender un idioma por gusto o motivación personal suele generar un proceso más liviano y disfrutable. El desafío es mantener ese interés en el tiempo, ya que al no haber una obligación formal, algunos estudiantes tienden a desmotivarse”, comenta Varela Soza.
Cultura, motivación y nuevos enfoques
La llamada “ola coreana” ya no solo impacta en el entretenimiento, sino también en los hábitos educativos. Para Berlitz, este fenómeno representa una oportunidad para diversificar la enseñanza de idiomas, integrando aspectos culturales que enriquecen la experiencia de aprendizaje.
El programa de coreano de la institución ofrece un enfoque inmersivo, presencial y en línea, que combina el dominio del idioma con la comprensión cultural, adaptándose a distintos estilos de aprendizaje y edades.
Así, mientras los escenarios y las pantallas siguen mostrando la fuerza del K-pop y los K-dramas, las salas de clase en Chile reflejan otra cara del fenómeno: el idioma como puente hacia una cultura que inspira a toda una generación.