Una pieza plástica fabricada con material reciclado está ayudando a resolver un problema histórico en la construcción. El desplazamiento de ductos en losas de hormigón.
En un contexto desafiante para el rubro de la construcción en Chile, surge una solución local que apunta a mejorar productividad y sostenibilidad.
Se trata de Putitin, un sistema de fijación para tuberías eléctricas y sanitarias. Está diseñado y fabricado en el país con plástico reciclado de alta resistencia.
El dispositivo evita que los ductos se desplacen durante el proceso de hormigonado. Ello suele provocar reprocesos, atrasos y sobrecostos.
Su instalación no requiere herramientas, asegura la correcta posición de las tuberías antes del vaciado y reduce la necesidad de correcciones posteriores en un 95%.
Esto significa menor tiempo de montaje y menos residuos en obra. Así pasa de 15 a 30 minutos por punto a solo 3 minutos.
Beneficios y sostenibilidad
La innovación ofrece ventajas en distintos frentes. Desde el punto de vista económico, permite ahorrar costos en un 90% al reducir correcciones y retrabajos en obra.
En términos de calidad, asegura precisión y orden en la instalación de los ductos los que en un 100% permanecen en su posición. Así mejora la ejecución constructiva.
En materia de sostenibilidad, destaca por su fabricación con plástico reciclado y la disminución de desechos en faena.
Todo esto se enmarca en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 9, 11 y 12, vinculados a la innovación industrial. Que incluye además, ciudades sostenibles y la producción responsable.
“Con Putitin demostramos que desde Chile se pueden crear soluciones simples y de alto impacto para la construcción. No solo mejoramos la rentabilidad de las obras locales. También aportamos al camino hacia una industria global más moderna, eficiente y sostenible”, comenta Nasim Essus, gerente general de Putitin.
Desde el lado de los usuarios del producto, Mario Arzola, supervisor de obra de la Constructora Australis valora la herramienta. “Se evitan picados en losas, lo que conlleva a mayores gastos de reparación de hormigón. También existen mejoras en tiempo, ya que son más fáciles de instalar. Así mejora los tiempos y tenemos mayor productividad. Es una buena forma de darle nueva vida útil al plástico, genera nuevos empleos y fomenta la innovación de nuevos productos”.
Así, lo que comenzó como una respuesta a un problema de productividad en faenas chilenas, hoy se perfila como una solución con potencial exportador hacia otros mercados latinoamericanos e internacionales.