¿Qué pasa en las pymes con la implementación de la Ley Karin?

Bertha Venegas Grafin von Plettenberg, gerente de operaciones en HunTI Consultores
A un año de la entrada en vigencia de la Ley Karin, hay acuerdo que ha sido un paso clave para visibilizar y sancionar el acoso laboral y sexual en los lugares de trabajo.
Durante este tiempo en la Dirección del Trabajo se han registrado más de 44.000 denuncias. De las cuales un 66 % corresponden a mujeres.
El acoso laboral es la principal causa, con un 87,5% de las denuncias.
Uno de los mayores logros de la ley, por cierto, ha sido la implementación de protocolos claros de prevención. Medidas de resguardo para quienes denuncian y fiscalizaciones efectivas. Esto ha permitido que las personas se sientan protegidas. Además, que las empresas tomen conciencia de la necesidad de fortalecer sus políticas internas.
Un ejemplo concreto de la implementación de la ley es la aplicación de medidas de resguardo a las personas denunciantes.
Según la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), la medida más utilizada fue la Atención Psicológica Temprana (APT). Está presente en el 71% de los casos.
Otras medidas adoptadas incluyeron la separación física de las partes involucradas (43%), el trabajo remoto (5%) y la suspensión de funciones (4%)
Sin embargo, todavía enfrentamos desafíos significativos. Muchas pequeñas y medianas empresas no logran cumplir plenamente con la normativa. Los procesos de investigación suelen ser lentos y la cultura organizacional con frecuencia no fomenta de manera genuina ambientes laborales respetuosos y libres de violencia.
Otro factor importante es que muchas denuncias se descartan. Esto, por no cumplir con los requisitos formales. O bien, debido a deficiencias en su presentación por parte de los trabajadores.
Para seguir avanzando es necesario. Capacitar constantemente a trabajadores y líderes. Ofrecer apoyo integral y confidencial a las víctimas. Monitorear las medidas implementadas en las empresas. Y fomentar la conciencia social de la importancia de ambientes laborales seguros e inclusivos.
La Ley Karin representa un cambio cultural real, pero solo si todos, tanto empleadores, trabajadores y el Estado se comprometen en hacerla efectiva, asegurando que los lugares de trabajo sean espacios de respeto, seguridad y desarrollo para todos.





