Control y autonomía: claves del ecosistema IA Conversacional

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Control y autonomía: claves del ecosistema IA Conversacional

Por Alex Cabrera, CEO de Prevsis

Hoy, cuando recibimos invitaciones a través de LinkedIn, un correo electrónico con una solicitud de reunión o, simplemente, una llamada al móvil, podemos comenzar a cuestionarnos si la persona al otro lado es un humano o una Inteligencia Artificial. Y si esta tiene un componente de flujo pre-diseñado con respuestas revisadas o si realmente es inteligencia con la capacidad de crear su propio camino hacia una solución. Esto, haciendo uso de preguntas y respuestas de los mismos usuarios.

El Control y la autonomía son dos factores que diferencian a los bot, asistentes y agentes.

Los bots operan con el humano como usuario. Les das información, recibes información, fin de la historia.

Los asistentes funcionan con el humano como conductor. Tú tienes el volante, el asistente es tu GPS inteligente.

Sin embargo, los agentes operan con el humano como supervisor. El agente conduce, pero tú decides el destino. Y puedes tomar el control cuando lo consideres necesario.

Esta distinción tiene implicaciones profundas que van más allá de la tecnología. Cuando le entregas autonomía a un sistema, estás implícitamente confiando en sus decisiones.

Y eso nos lleva a preguntar.

¿Cuánta autonomía es suficiente o demasiada? ¿En cuál punto del proceso definimos que la eficiencia que justifica ceder control? y ¿cómo mantenemos la supervisión humana sin convertirla en un cuello de botella? 

En el mundo real, estas distinciones teóricas se traducen en decisiones muy prácticas. Si estás manejando un sitio de comercio electrónico, con miles de consultas diarias sobre estado de envíos, un bot bien configurado es probablemente tu mejor amigo.

No requieres inteligencia sofisticada para responder “tu paquete llegará el martes”. Necesitas velocidad y consistencia.

Pero si estás ofreciendo soporte técnico para software empresarial, cada problema puede ser único y complejo. Ahí, un asistente de IA tiene mucho más sentido. Necesitas algo que entendienda problemas descritos de manera imprecisa. Mantener contexto a través de largas sesiones y adaptar sus respuestas al nivel técnico del usuario.

Y cuando hablamos de tareas como investigación de mercado, planificación, entre otras acciones complejas, entramos en territorio de agentes IA.

Aquí no solo necesitas comprensión y contexto. Necesitas iniciativa, y capacidad de exploración autónoma. También habilidad para conectar puntos que no son obvios.

A futuro no solo vamos a ver una combinación entre diferentes modelos de solución. Es muy probable que los asistentes inteligentes, tengan comportamientos parecidos a los de los agentes IA para tareas específicas. Por ejemplo. Agentes que saben cuándo necesitan confirmación humana antes de proceder.

Esta manera híbrida de trabajar es la evolución natural. Refleja la comprensión de que diferentes problemas requieren distintos niveles de autonomía e inteligencia.

El futuro no es reemplazar todo con agentes súper inteligentes. Es tener el sistema correcto para cada contexto.

La pregunta para las organizaciones no es “¿debería usar IA?” sino “¿qué tipo de IA necesito para qué problema?”. Y esa pregunta requiere reconocer que no toda automatización es igual. Y que no toda inteligencia es apropiada para cada contexto.

Mirando hacia adelante, no vemos un futuro dominado por agentes súper inteligentes que reemplazan a los humanos. Vemos un ecosistema rico de diferentes niveles de autonomía e inteligencia que coexisten, cada uno optimizado para su nicho, al igual que humanos trabajando junto a estos sistemas, no compitiendo con ellos.

Esta amplificación de las capacidades humanas es necesaria actualmente para la sostenibilidad de las organizaciones futuras. www.prevsis.com