En un deporte que se está haciendo cada vez más popular en Chile.
Esta disciplina implica un fuerte contacto físico en su realización. Esto, por los golpes y los choques entre los jugadores. Puede implicar que se generen importantes lesiones en partes sensibles del cuerpo. Como cabeza, brazos, espalda, piernas y pies.
Por eso, la preparación física para este deporte se vuelve compleja e intensa. Para que el cuerpo pueda resistir los impactos de los golpes que se pueden producir durante los partidos.
Si bien son apasionantes, desafiantes y altamente beneficiosos para la salud física y mental, también implican un riesgo elevado de lesiones. Esto, si no se realiza una preparación física adecuada.
El objetivo no es evitar los deportes de contacto. Sino convertirlo en una experiencia agradable.
Para lograr esto se debe considerar puntos clave como la evaluación médica y el control previo. Antes de iniciar o retomar un deporte de contacto, es fundamental una evaluación médica completa, idealmente con un médico del deporte.
El tener una revisión permitirá detectar factores de riesgo. Como antecedentes musculares, articulares o cardiovasculares. Así ajustar el entrenamiento a las condiciones reales de cada persona
El segundo punto relevante es un entrenamiento de estabilidad y fuerza. Siendo esta última el principal “escudo” del cuerpo frente a lesiones. Donde los músculos fuertes protegen tendones, articulaciones y ligamentos.
El trabajo en la zona media es clave. Estabiliza la columna y evita lesiones de espalda o cadera.
El tercer aspecto está relacionado con la técnica y el control de movimientos. Que una de las principales causas de lesiones es la mala ejecución técnica.
Es fundamental trabajar la técnica del golpe, del tackle, del giro o de la caída. Esto puede marcar la diferencia entre una práctica segura y una lesión grave.
Por lo mismo, entrenar con supervisión profesional y dedicar tiempo a la corrección postural es tan importante como la intensidad del entrenamiento.
Un buen calentamiento dura entre 10 a 15 minutos y activa la musculatura. Mejora la movilidad articular y aumenta el flujo sanguíneo, preparando al cuerpo para la exigencia.
A eso se suma que la recuperación posterior debe incluir la elongación, hidratación, descanso y nutrición, siendo fundamental para evitar lesiones por sobrecarga o fatiga acumulada. Además, un elemento que ayuda en este proceso es el uso de elementos de protección como protectores bucales, cascos, vendas, rodilleras o guantes no son accesorios opcionales. Son herramientas de seguridad que están específicamente desarrollados para cada deporte para evitar lesiones graves.
Dentro de toda esta preparación que puede evitar lesiones más graves y crónicas que pueden producir deportes como el rugby, es recomendable el escuchar al cuerpo y respetar las señales.
El dolor persistente, la inflamación o la fatiga extrema no son parte normal del entrenamiento y al ignorar estas señales puede transformar una lesión leve en un daño complejo que requiera cirugía o largos períodos de recuperación.
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