El boom del pago con celulares en Chile: una revolución liderada por Millennials y Gen Z

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Por Nicole Revillot, Country Manager de TUU by Haulmer.

En los últimos años, Chile ha sido testigo de una verdadera revolución silenciosa. La forma en que pagamos está cambiando a una velocidad vertiginosa. Lo que antes implicaba sacar la billetera y contar billetes o buscar una tarjeta. Hoy se resume en un simple toque en la pantalla del celular.

Este cambio, impulsado principalmente por los Millennials y la Generación Z, refleja mucho más que una preferencia tecnológica. Es una transformación cultural en torno al consumo, la confianza digital y la sostenibilidad.

Diversos estudios confirman que estas generaciones están dejando atrás el efectivo. Según KVZ, la Generación Z muestra una fuerte preferencia por los pagos digitales. A través de aplicaciones móviles, buscando rapidez y simplicidad.

Los Millennials siguen la misma línea. Un informe de McKinsey (2024) revela que el 17% de ellos en América Latina —incluido Chile. Ya considera los pagos móviles como su método de pago preferido. Este grupo ha sido clave en consolidar un ecosistema financiero más flexible y centrado en la experiencia del usuario.

Este cambio no solo está transformando la manera en que compramos, sino también cómo pensamos el dinero. Los pagos móviles han dejado de ser una opción innovadora para convertirse en parte del día a día.

En los últimos años, el uso del efectivo ha caído sostenidamente, mientras los pagos electrónicos. Y con dispositivos móviles crecen a ritmo acelerado. Hoy, el punto de venta se ha convertido en un espacio donde la tecnología y la experiencia se encuentran.

Pero esta revolución también nos plantea preguntas. ¿Qué ocurre cuando dependemos totalmente de lo digital? El apagón nacional de febrero de este año, que paralizó por horas las transacciones electrónicas. Fue un recordatorio de que la innovación debe ir acompañada de resiliencia. La comodidad no puede hacernos olvidar la importancia de la seguridad y la continuidad.

Lo cierto es que el futuro del dinero ya no está en el bolsillo, sino en la palma de la mano. Y si los métodos de pago con celular siguen avanzando a este ritmo, la legislación. Y las medidas de protección deben hacerlo al mismo paso.

Cuidar las transacciones, prevenir fraudes y fortalecer la confianza será tan importante como la innovación misma. Porque las generaciones jóvenes no solo están cambiando la forma de pagar. Están marcando el camino hacia una economía digital que exige agilidad, pero también responsabilidad.