
Café Isidora (Lota Bajo) y Cafetería Parque Humedal (Coronel) se integran a la Ruta Patrimonial de Coronel. Como espacios que combinan gastronomía, identidad y sostenibilidad.
Dos proyectos familiares liderados por mujeres que, desde el café y los sabores locales. Buscan rescatar la memoria del carbón, cuidar el entorno natural. Y reencantar al visitante con experiencias que dejan huella.
Noviembre 2025.- El patrimonio del Biobío hoy también se saborea. Dos emprendimientos con identidad, historia y propósito. Café Isidora (Lota Bajo) y Cafetería Parque Humedal (sector Maule, Coronel)— se integran oficialmente a la Ruta Patrimonial de Coronel. Iniciativa que rescata el valor del territorio, la memoria minera y la sostenibilidad. A través de experiencias turísticas y gastronómicas con alma local.
Ambas cafeterías representan el espíritu de un nuevo movimiento regional: emprender desde el arraigo. El respeto por la historia y el amor por los detalles. Son espacios donde el café se vuelve relato, donde cada taza es también una forma de cuidar, recordar y reconectar.
Cafetería Parque Humedal: el sabor del patrimonio frente al humedal Boca Maule
Ubicada en una casa patrimonial de 1959 y frente al Humedal Urbano Boca Maule. Declarado zona típica por el Consejo de Monumentos Nacionales en 2013. Y protegido por ley desde 2021, Cafetería Parque Humedal . Combina naturaleza, historia y gastronomía sostenible en un solo lugar.
Su fundadora, Carla Salazar, junto a su familia, ha creado un espacio único donde cada visita es un viaje. Entre el pasado minero y el presente ecológico.
“Queríamos que nuestra cafetería fuera un puente entre la historia del carbón. Y el valor de la vida natural que aún palpita en Coronel. Aquí el patrimonio y el medio ambiente se encuentran en una taza de café”, comenta.
La propuesta culinaria de Café Parque Humedal destaca por su sello casero y familiar. Los platos son elaborados al momento por Náyade, madre de Carla. Con ingredientes locales y recetas que evocan los sabores de antaño.
“Mi mamá cocina con la consigna de que está cocinando para un hijo o un familiar, y eso se siente en cada bocado”, agrega Carla.
Entre sus productos estrella destacan el chocolate caliente y la torta Amor durante el invierno. Y en primavera-verano las limonadas de Jamaica y Mariposa, elaboradas con flores, miel y menta. Cosechada por la propia familia. Además, ofrecen pizzas marinas, vegetarianas y ciabattas de lomo liso nacional, acompañadas de una vista inigualable al humedal.
Pero el espíritu de la cafetería va más allá de la cocina: se realizan conversatorios sobre patrimonio, trivias históricas. Y colaboraciones con museos y agrupaciones ambientales. Transformando cada visita en una experiencia educativa y emocional. “Nos gusta que los clientes se lleven algo más que una comida: una historia, una reflexión, una conexión con su entorno”, concluye Salazar.
Café Isidora: un rincón parisino con alma lotina
En pleno centro de Lota Bajo, en un segundo piso lleno de encanto, Café Isidora se ha convertido en un refugio de estética y calidez. Fundado por Martina Sáez Inostroza, una joven de 19 años, estudiante de Ingeniería Comercial. Y heredera de una familia gastronómica, este café de autor combina el estilo acogedor de los cafés parisinos. Con la identidad minera y femenina de Lota.
“El café es solo el inicio de esta travesía; quisimos crear un espacio donde el tiempo se detuviera. Donde las personas volvieran a conversar, a reconectar con los sabores. Y las emociones de siempre”, explica Martina Sáez, fundadora del local.
El nombre Isidora es un tributo doble: a su segundo nombre y a Isidora Goyenechea de Cousiño. Símbolo de fuerza femenina y visionaria del desarrollo de Lota. “Ella fue una mujer adelantada a su tiempo. Y su historia me inspira a liderar desde el cariño y la determinación. Este café es, en parte, un homenaje a su legado”, añade.
Bajo el lema “Sabores con historia”, Isidora ofrece café de especialidad, pastelería artesanal francesa. Y una carta gourmet que incluye desde paninis y wraps hasta su emblemática Torta Isidora. Los macarons y el latte servido en taza de galleta. La propuesta se completa con una atención personalizada y una ambientación que combina lo vintage, lo femenino y lo fotogénico.
Martina enfatiza que su proyecto nació desde un deseo de revivir lo cotidiano: “No queríamos ser sólo una cafetería más. Buscamos crear recuerdos, transmitir emociones, ser parte de la historia viva de Lota.”
Una ruta que conecta memoria, territorio y sabor
La incorporación de estas dos cafeterías a la Ruta Patrimonial de Coronel refleja el impulso de un ecosistema emprendedor que busca rescatar la identidad local desde la innovación y la autenticidad. Ambas propuestas son lideradas por mujeres jóvenes que han sabido unir sus raíces con una visión moderna y sostenible.
“Desde el CEC Coronel, creemos que el patrimonio se vive y se cuida también desde la gastronomía. Café Isidora y Parque Humedal son ejemplos concretos de cómo el turismo y la cultura pueden convivir con el desarrollo económico local”, señaló Claudio Inzunza, director del Centro de Emprendimiento Colbún (CEC), entidad que ha apoyado a ambas iniciativas en su crecimiento.
Con su incorporación, la Ruta Patrimonial suma nuevas paradas que invitan a disfrutar con conciencia: desde la memoria industrial de Lota hasta la vida natural del humedal Boca Maule, el Biobío se reafirma como un territorio donde los sabores también cuentan historias.





