Un emprendimiento que florece en la cordillera: La heladería artesanal que sorprende con helados de maqui, castaña y menta silvestre

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heladería artesanal
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Inspirada en la naturaleza y las tradiciones de la zona cordillerana. La emprendedora Constanza Morales ha convertido su pasión por los ingredientes locales. En una heladería única, ubicada en el Mirador Huequecura en Santa Bárbara.

Con el apoyo del Centro de Emprendimiento Colbún (CEC). Su marca busca posicionarse a nivel regional con sabores que conectan con el territorio.

“Quiero que mi marca sea reconocida por su sabor auténtico, su compromiso con lo local. Y el respeto por la naturaleza cordillerana”. Con estas palabras Constanza Morales, fundadora y encargada de la elaboración artesanal de helados. Inspirados en la riqueza natural del Biobío, “Frutos de la Cordillera”, destaca su proyecto.

La idea surgió hace tres años, cuando Constanza decidió transformar su amor por los sabores locales. Como el maqui, las avellanas y la miel— en una propuesta gastronómica distinta.

“Siempre me ha gustado rescatar lo propio de nuestra zona y pensé en los helados como una forma diferente. De compartir esos frutos y sabores típicos del sur”, comenta la emprendedora. Lo que comenzó como una pequeña alternativa en su módulo del Mirador Huequecura. Pronto se convirtió en el corazón del proyecto, dando vida a una heladería artesanal con identidad y sentido de pertenencia.

Hace un año, al identificar el potencial de estos productos, la emprendedora decidió enfocarse de lleno. En la elaboración de helados artesanales con ingredientes naturales. Muchos de ellos recolectados por ella misma o adquiridos a pequeños productores locales.

Sabores que cuentan una historia del territorio

Entre los sabores más distintivos de Frutos de la Cordillera se encuentran:

  • Maqui, una preparación que rescata uno de los frutos más emblemáticos del sur.
  • Manjar avellana, inspirado en la avellana chilena y su arraigo en la zona precordillerana.
  • Tronco de castaña, un sabor que evoca bosques nativos y tradición.
  • Menta silvestre con chocolate, que nace de plantas locales y un aroma característico de la cordillera.

“Mis helados buscan contar una historia, conectar con el territorio. Y transmitir los sabores auténticos de la naturaleza que nos rodea”, explica Constanza.

Un camino desafiante, pero acompañado

El crecimiento del emprendimiento no ha estado exento de dificultades. La emprendedora destaca que lo más complejo ha sido avanzar sin un espacio único de producción. Y equilibrar el trabajo en terreno con el desarrollo del negocio. Sin embargo, cada desafío ha impulsado mejoras en gestión, producción y profesionalización.

En este proceso, el acompañamiento del Centro de Emprendimiento Colbún (CEC) ha sido clave.

“La experiencia con el CEC ha sido muy enriquecedora. Me han entregado herramientas, conocimientos. Y un acompañamiento constante que ha sido fundamental para fortalecer mi emprendimiento. Sobre todo en gestión, marketing y proyección”, afirma.

“Constanza es un ejemplo de cómo la identidad local puede convertirse en una propuesta de valor única. Su trabajo rescata sabores del territorio y los transforma en un producto de excelencia. Desde el CEC estamos orgullosos de acompañar el crecimiento de ‘Frutos de la Cordillera’. Y de impulsar emprendimientos que fortalezcan el desarrollo turístico y gastronómico del Biobío”. Expresó Vanessa Verdugo, directora del Centro de Emprendimiento Colbún (CEC).

Presencia en la ruta turística Angostura del Biobío

Actualmente, “Frutos de la Cordillera” se encuentra en el Mirador Huequecura, un punto turístico reconocido por los visitantes que recorren Santa Bárbara y el Destino Angostura del Biobío. Además, participa en ferias y muestras gastronómicas locales, generando conexiones con turistas, emprendedores y socios estratégicos de la zona.

Ya con su emprendimiento formalizado, Constanza Morales proyecta aumentar su capacidad de producción para responder a la creciente demanda, fortalecer su presencia en la zona y expandirse gradualmente por el Biobío y, en un futuro, a todo Chile.