Especialista Daniela Ramos lideró análisis que destaca diferencias clínicas y hormonales respecto de los hombres. Según señala, muchas de ellas no presentan ronquidos intensos ni pausas respiratorias evidentes. Sino insomnio, cefaleas, fatiga y alteraciones del ánimo, síntomas que suelen confundirse con estrés o trastornos emocionales.
La apnea obstructiva del sueño (AOS) es un trastorno respiratorio altamente prevalente. Que afecta gravemente la calidad de vida. Sin embargo, en las mujeres continúa siendo subdiagnosticado debido a síntomas más sutiles. Y a un patrón clínico distinto al observado en hombres.
Se trata de un trabajo presentado en el 3er Congreso Internacional de Medicina Dental del Sueño en La Frontera. Desarrollado en UFRO, que resume la evidencia existente sobre la apnea obstructiva del sueño en mujeres. Expone sus diferencias clínicas y hormonales y analiza cómo estas variables cambian a lo largo de las distintas etapas de la vida.
En su análisis, la investigadora chilena advierte: “Las mujeres suelen tener síntomas menos evidentes que los hombres. Muchas no presentan ronquidos intensos o pausas respiratorias claras, sino insomnio, cefaleas, fatiga y alteraciones del ánimo”. Ese perfil, agrega, favorece que el cuadro se confunda con estrés o trastornos emocionales. Retrasando el diagnóstico oportuno.
Pero este efecto no es constante a lo largo de la vida. “Durante la menopausia se pierde parte de la protección hormonal. Y la vía aérea superior se vuelve más propensa al colapso. Es una etapa donde el riesgo aumenta claramente”, señala la Dra. Ramos.
El embarazo también implica un periodo de mayor vulnerabilidad. Los cambios anatómicos y funcionales. Junto con modificaciones en la respiración, elevan la probabilidad de experimentar eventos de apnea. Incluso en mujeres jóvenes, el análisis destaca que el riesgo puede incrementarse durante el sueño REM. Debido a la menor acción protectora de las hormonas.
“Las mujeres pueden presentar apnea en distintas etapas de su vida, y los factores que la gatillan no siempre son los mismos. Por eso es clave entender el componente hormonal y anatómico propio de ellas”, agrega la autora.
“Los criterios clásicos fueron desarrollados pensando en hombres. Eso tiene consecuencias. Muchas mujeres presentan síntomas diferentes y no son identificadas a tiempo”, advierte. La autora subraya que esta condición no solo afecta el descanso. Sino que también se asocia con trastornos cardiovasculares. Y metabólicos similares a los observados en hombres.
El documento concluye que abordar las diferencias de género es fundamental para avanzar hacia una atención más precisa. “Necesitamos enfoques diagnósticos y terapéuticos que consideren la fisiología femenina en todas sus etapas: embarazo, premenopausia, menopausia y envejecimiento”, sostiene la cirujana dentista de UFRO.
La recomendación final es consultar ante síntomas persistentes como fatiga, insomnio, cefaleas o cambios del ánimo, especialmente en etapas de mayor riesgo hormonal, para permitir un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado.
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