Paula Molina
Químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
La época estival nos invita a desconectarnos luego de meses de arduo trabajo. Viajamos,
disfrutamos de la familia, de los paseos, de las piscinas o las playas. No obstante, tenemos poca conciencia respecto a qué hacer o cómo reaccionar en situaciones de emergencia si nos enfrentamos a un accidente doméstico, laboral o de tráfico.
De acuerdo a datos entregados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial los ahogamientos son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional y suponen un 7% de las muertes relacionadas por traumatismos, alcanzando un cálculo de 360 mil personas fallecidas por esta causa. Mientras que en Chile, el ahogamiento por inmersión es la segunda causa de muerte accidental en niños entre 1 y 4 años, y la tercera en personas de hasta 19 años, siendo las piscinas el principal escenario en estos accidentes. Por su parte, los accidentes de tránsito serían la
primera causa de muerte en jóvenes durante el verano. El saberlo y estar siempre preparados marcará un punto de inflexión entre la vida y la muerte. En situaciones de gravedad, y aunque suene de perogrullo, lo más importante en primeros auxilios es
mantener a la persona con vida, evitando complicaciones físicas que puedan dificultar la
recuperación, para asegurar las mejores condiciones para un traslado al centro asistencial.
En este sentido, podemos reconocer los pasos a seguir recordando la sigla PAS. Lo primero que debemos hacer es PROTEGER, asegurándonos que el accidentado y los que estén ayudando se encuentren fuera de la zona de peligro. En segundo lugar, debemos AVISAR al centro de emergencia u organismos de rescate más cercanos respecto al lugar del accidente. Por último, SOCORRER y reconocer al lesionado y proceder a actuar de acuerdo a las circunstancias.
Teniendo esto en cuenta, es fundamental que todos tengamos nociones básicas de en qué
consiste prestar unos primeros auxilios, que pueden ir desde la limpieza de una herida, entablillar alguna extremidad y hasta ejercer masaje cardiopulmonar y respiración. De esta manera, se procurará que los primeros cuidados se presten “in situ” hasta que, de acuerdo a la gravedad, acudan profesionales médicos al lugar o el paciente sea trasladado al centro de urgencia más cercano.
Por eso, conocer e identificar los riesgos que podemos encontrar con más frecuencia en el lugar que visitemos podrá ayudarnos a salvar vidas, facilitando una rápida actuación médica que evitará que la situación empeore. La educación en materias como prevención, atención básica y reanimación debiese ser un eje primordial en el diario vivir y, desde nuestra vereda como asesor de salud, debiésemos reforzarla durante todo el año.
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