Por Carlos Spoerer, Socio Fundador de Ringme
En la actualidad, el 16,2% de los habitantes de Chile supera los 60 años y, de acuerdo a los datos de la Encuesta Casen, unas 460 mil personas mayores viven en hogares unipersonales. En este contexto, aun cuando la soledad no es un factor directamente asociado a la vejez, el hecho de encontrarse sin vínculos y socialmente más aislado, es el escenario propicio para otro tipo de problemáticas en el bienestar de los adultos mayores; más aún cuando la soledad se da en escenarios de pobreza y vulnerabilidad.
De acuerdo al estudio “Envejecimiento en Chile, evolución y características de las personas mayores”, realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas, la reducción de la mortalidad en edades tempranas y los avances en distintas áreas de mejora en la calidad de vida, han llevado a que la esperanza de vida para las mujeres sea actualmente de 84 años, mientras que para los hombres es de 78.
O sea, el porcentaje de personas mayores mujeres sigue siendo mayor. En este sentido, consideramos que el acompañamiento es igualmente importante en hombres y mujeres desde una lógica enquistada al estereotipo del género y lo que la sociedad espera de ambos dentro del marco de la vejez. Ciertamente las mujeres, en teoría, se ven más propensas a la soledad desde la proyección estereotipada de éstas como agentes facilitadores de afecto y de cuidado, lo que incide significativamente en sus posibilidades en cuanto autonomía, movilidad, propósito e independencia; factores que convergen en una mayor vulnerabilidad y anonimato ante la soledad como problemática social de nuestros tiempos.
A través de diversos estudios efectuados, se ha demostrado que el no contar con redes de apoyo, interacción social y encontrarse en contextos de aislamiento, convergen en cuadros de ansiedad, angustia e inclusive depresión. En la misma línea, ha quedado en evidencia la directa correlación entre la soledad en la vejez y el deterioro cognitivo y físico, así como a nivel de síntomas neuropsiquiátricos en la preclínica del Alzheimer.
En síntesis, la soledad en los adultos mayores aumenta la probabilidad de padecer mala salud, sentimientos de desesperanza, sufrir una enfermedad crónica, presentar insatisfacción con la vida, entre otros.
Por esta razón, desde Ringme, es que hemos generado un servicio de acompañamiento telefónico desde la posibilidad de generar un vínculo socioafectivo con nuestros usuarios, específicamente mujeres, tanto desde la promoción a través del diálogo de una mirada más amplia y flexible respecto a lo que es vivir la soledad como un padecer, así como también reivindicar la autonomía personal como parte íntegra y fundamental dentro de la vejez, además de fomentar la reinvención de propósitos que movilicen y otorguen vitalidad al adulto mayor.
Durante dos años hemos estado efectuando acompañamiento telefónico a adultos mayores, encontrándonos con datos sumamente relevantes en función del universo de usuarios. De esta forma, es previsible que las mujeres representen un segmento con mayor demanda de acompañamiento, representando 72% de los llamados que efectuamos, de las cuales el 52% son viudas.
Estos indicadores, recabados durante el año 2022, reafirman no sólo la propensión a la soledad de las mujeres durante la vejez, sino que también dejan entrever diversas construcciones culturales propias de nuestra época ligadas al rol de las mujeres dentro de la sociedad.
Así, dentro de las experiencias subjetivas que hemos levantado con mujeres mayores dentro de nuestros llamados de acompañamiento telefónico dan cuenta, por ejemplo, de cuestionamientos respecto a lo que significa ser mujer y adulto mayor, el rol de ser agente de cuidados de otros (quién brinda afecto y contención, el postergarse en función del cuidado de otros, rol de madre, rol de abuela y rol proveedor en muchos casos). Estas experiencias, asociadas a nuestro devenir cultural actual, no solo revelan aspectos ligados a la soledad en general, sino que también a otro tipo de soledad más íntima y aguda, el desatender necesidades propias en función de las del resto del tejido vincular y social.
De acuerdo al estudio realizado por el INE, se espera que para el 2050 la esperanza de las mujeres llegue a 87 años. Ahora es cuando debemos tomar tanto conciencia y acciones, para generar cambios de impactos positivos, e ir eliminando la soledad como factor de peligro en la salud de las personas mayores. Especialmente en mujeres.
Para saber más información, visita: www.ringme.cl – @ringme.cl