Si hiciéramos una revisión de la Historia de la Educación en Chile, podríamos ver como desde el siglo XIX, cuando nuestro país se conformaba como una república independiente, la educación tuvo características fundamentalmente elitistas y quienes podían darles continuidad a sus estudios eran solo los hombres. Esto también es reflejo de las características de la época de una sociedad altamente clasista y donde los roles del hombre y la mujer estaban claramente definidos, la mujer se relegaba a labores domésticas, del cuidado de los hijos y buscar ser una buena esposa no se exigía de ella mayor preparación académica, mientras que el hombre tenía un rol de proveedor, de cabeza y sostén del hogar, una persona preparada y culta e instruida; de allí que la educación este pensada fundamentalmente en la formación académica de los hombres, un paradigma impensado para nuestra realidad del siglo XXI.
Esta lógica fue cambiando lentamente a lo largo del siglo XIX y con la llegada de nuevas visiones ideológicas como el liberalismo, las cuales lograron que el 1877 se creara la Ley Amunátegui que permitía por primera vez el ingreso de las mujeres a la educación superior, si bien esta ley crea un cambio importante en el paradigma, en la práctica el universo de mujeres que ingresó a la universidad fue muy pequeño ya que muy pocas tenían la posibilidad detener la formación académica suficiente para darle continuidad a sus estudios o lisa y llanamente no estaban interesadas en hacerlo.
Lo importante de esta ley es que abrió un camino de inclusión que se ha recorrido lentamente, con diferentes luchas a lo largo del siglo XX y XXI que han permitido modelar nuestro presente con mayores y mejores oportunidades para la educación femenina.
Lo que nos dejó la pandemia
A pesar de todo este progresivo progreso, la pandemia en 2020 vino a visibilizar cuán lejos estábamos aún de tener una cancha realmente equiparada. En febrero de 2021, el Servicio de Información de Educación Superior (SIES) de la Subsecretaría de Educación Superior entregó el informe “Brechas de Género en Educación Superior 2020”.
Este informe indica: “en 2020, la tasa de Cobertura Neta1 en Educación Superior alcanza el 43,9% para las mujeres y 37,0% para los hombres. Si bien entre los años 2016 y 2019, la tasa venía creciendo tanto para mujeres como para hombres, en 2020 se produce una inflexión a la baja que se asocia a la disminución de -3,7% en la Matrícula Total 2020 respecto de 2019, debido al efecto conjunto del retraso del inicio del año académico por estallido social y la irrupción de los primeros casos de Covid-19 en marzo y abril de 2020”.
Además, hay que tomar en cuenta otro factor que podrían explicar, en parte, la situación revelada por este informe y que queda expuesto en la “Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional 2017” (CASEN), donde se indica que en nuestro país hay 672 mil personas en situación de dependencia -o sea, que necesitan asistencia de otra persona para llevar a cabo las tareas de su día a día, enfatizando que alrededor de un 80% de las personas mayores con dependencia tienen como cuidadora principal a una mujer.
Bajo este contexto, durante la pandemia las(os) cuidadoras(es) si bien fueron claves a la hora de evitar el contagio hacia quienes tenían a su cargo, la escasa o nula red de apoyo con que cuentan, se tradujo en un gran carga emocional y psicológica para aquellas personas que desempeñan este rol y, en muchos casos también forzó la congelación o postergación de su educación.
Y, por otro lado, los avances en la participación de la mujer en el ámbito laboral, según el informe “La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad” de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), generaron un retroceso en más de una década.
Un vuelco en las brechas de género en los estudios
Bajo un contexto claramente poco favorable para la mujer, el debut de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), cuyos resultados se dieron a conocer en enero de 2023, sorprendieron con una buena noticia.
“En base a las cifras entregadas por DEMRE, podemos concluir que, de la cantidad total de participantes del proceso 2023, los hombres representan el 44% de participantes y las mujeres un 56% de participantes, situación similar a las del proceso 2022. Ahora, respecto a la cantidad de hombres que rindieron en el proceso 2023, hubo un aumento del 19% respecto al proceso 2022. En tanto que en la cantidad de mujeres que rindieron en el proceso 2023, hubo un aumento significativo del 22% respecto al proceso 2022”, explica Paula Vallejo, Directora Académica de PreUCV, Preuniversitario con 50 años de experiencia y reconocimiento.
“Comparando los porcentajes de seleccionados del año 2023 respecto al año 2022, ha habido una variación porcentual positiva del 8% en el caso de los hombres y un 16% en el caso de las mujeres. De esta información, se desprende inequívocamente que hay una mayor participación de mujeres en el proceso de rendición y que en términos de selección, ha habido un aumento doble de mujeres seleccionadas que hombres seleccionados, mostrando con esto, una mayor inclusión del género femenino en el ingreso de estudiantes a la universidad”, agrega la profesional.
Bajo este escenario, asalta la siguiente pregunta ¿por qué hoy se registra una mayor cantidad de postulación y de selección de mujeres en la educación Superior?
Macarena Vásquez, responsable del área de orientación vocacional de PreUCV, revela una de las razones: “Hoy Chile cuenta con políticas públicas que incentiva la equidad de género, y, a la vez, las universidades en respuesta a esto, también están creando cupos de accesos especiales para mujeres en especial dentro de los ámbitos de la ciencia y la innovación”.
En 2021 el Gobierno lanzó la Política de Igualdad de Género para la ciencia, tecnología, conocimiento e innovación. Se trata de un plan presentado por el Ministerio de la Mujer, Ciencia, Relaciones Exteriores y Subtel que integran más de una treintena de acciones con el propósito de avanzar en las brechas de género que impiden tanto la participación y el desarrollo de niñas y mujeres en todas estas áreas y así conseguir que, nuestro país consiga la paridad de género para el año 2030.
“Es importante visibilizar que en Chile nunca ha sido ‘natural” que las mujeres estudiaran o se educaran, al punto, que, para conseguirlo, se tuvo que crear un decreto Ley (Amunátegui). Y aunque han pasado más de 100 años de esto, seguimos trabajando en avanzar en esta materia”, enfatiza Macarena.
“Por otro lado, hoy las políticas públicas y los esfuerzos de todas las instituciones académicas, no solo deben apuntar a que la mujer se eduque, sino que también a que pueda, de manera real y concreta, participar en las distintas áreas del conocimiento en las que por años ha sido excluida, como ha pasado en espacios como innovación, ciencias, ingeniería entre otras”, agrega la profesional.
De hecho, a partir de 2022, Universidad Católica puso en marcha el “Proyecto Ciencia 2030 UC” que abre cupos para mujeres con talento e interés científico en carreras tales como Física, Astronomía, Matemáticas o Estadística.
A su vez, Paula Vallejo reflexiona: “la mujer ha estado permanentemente afectada por discriminaciones de distinto tipo que la ha mantenido al margen en distintos ámbitos como laboral, educativo, relegando sólo a lo relacionado al mundo doméstico. Y, en este contexto es una muy buena noticia lo que nos entrega la PAES. Y esto es gracias, en parte, a las políticas públicas y privadas que favorecen la incorporación de la mujer a la educación superior y no a carreras restringidas, sino que, a todas, pero hay otro factor que también ha aportado en esta situación”.
“La flexibilización de las carreras también ha jugado un papel importante. Hoy hay muchas que están ofreciendo clases semi presencial (modo híbrido) y otras, 100% online, y esto, abre una puerta para que mujeres que, por ejemplo, ya egresaron del colegio, pero que no pudieron acceder a la educación superior, que debieron congelar sus carreras o que se vieron obligadas a postergar su formación académica, puedan evaluar su incorporación a las universidades, usando a su favor esta modalidad de aprendizaje”, agrega Paula.
Bajo este contexto, estas mujeres tienen la urgencia de poder prepararse adecuadamente para competir en igualdad de condiciones. Y, entendiendo esta necesidad, es que PreUCV entrega distintas alternativas para los (as) estudiantes de acuerdo a su nivel. Y entre ellos está el Programa Egresados.
“Nuestros Programas 2023 en PreUCV, tanto los enfocados en alumnos de Cuarto medio como Egresados, cuentan con una serie de novedades y ventajas, entre ellas se cuenta: completa actualización a temarios PAES 2023, hemos identificado que una de las mayores problemáticas que enfrentan nuestros estudiantes esta puesta en la brecha de contenidos y manejo de habilidades, entre lo que sabe y lo que debería saber, en base a eso, nuestros programas buscan hacerse cargo de esos vacíos y para eso hemos creado los Módulos de Refuerzo, como pilar clave para atacar esa problemática. De esta manera buscamos innovar constantemente en nuestra propuesta de valor para hacer más efectivos y cercanos a las necesidades reales de los estudiantes”, finalizó la académica.
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