A medida que nacen nuevos desarrollos tecnológicos, también se diversifican las formas en que las personas hacen uso de estos. Recientemente, el avance de la Inteligencia Artificial (IA) ha dado lugar a una nueva arma en manos de los ciberdelincuentes: el deepfake. Esta perturbadora técnica, respaldada por algoritmos conocidos como GAN (Generative Adversarial Networks) o RGA (Redes Generativas Antagónicas), permite la creación de imágenes falsas, ya sean fotografías, vídeos o audios, que resultan increíblemente realistas, con el fin de cometer estafas virtuales o engaños en línea.
Según datos del Foro Económico Mundial el deepfake crece a un ritmo anual del 900%. Estas cifras son una muestra de cómo ha escalado este ciberdelito en todo el mundo, con el fin no solo de cometer fraudes, chantajes, manipulación o afectar la reputación de un individuo o empresas, sino también fomentar la desinformación a través de “fake news”.
“La creciente sofisticación de los deepfakes ha llevado los ciberdelitos a un nivel completamente nuevo. Con implicaciones que van desde el chantaje hasta la propagación de noticias falsas, esta tendencia alarmante exige una respuesta proactiva y una mayor conciencia de los peligros asociados. Sólo mediante la educación y la adopción de medidas de seguridad adecuadas podremos mitigar el impacto de los deepfakes en nuestra sociedad moderna”, expresó Lubilay Vargas, gerente general para Noventiq Chile.
La capacidad de manipular rostros, voces y expresiones con una precisión sorprendente plantea serios desafíos a la hora de discernir entre lo auténtico y lo falso. En este sentido, desde la empresa especialista comparten algunas estrategias para contrarrestar el deepfake.
“Aunque algunos indicios visuales, como movimientos irregulares y problemas de sincronización labial, pueden ayudar a identificar deepfakes, la constante evolución de esta tecnología exige una respuesta mucho más amplia. Debemos invertir en programas educativos para concienciar a la población sobre los riesgos del deepfake, impulsar la investigación y el desarrollo de algoritmos de detección avanzados, y establecer marcos legales que penalicen su uso malicioso. Es importante diseñar una estrategia integral que logre contrarrestar esta amenaza y de esa forma preservar la confianza en la información que consumimos y compartimos en el mundo digital”, concluyeron desde Noventiq.
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