La iniciativa es pionera en Latinoamérica y busca incorporar a la malla curricular contenidos asociados a innovación y emprendimiento, cambio climático, revolución tecnológica, sustentabilidad agroalimentaria, entre otros. El objetivo es tener consolidado los programas en el 2050.
De acuerdo a data entregada por FAO -Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – en 2050 necesitaremos un 50% más de alimentos para satisfacer la demanda de la creciente población. A su vez, el reporte del Global Forest Watch, precisa que la agricultura es el mayor impulsor de la deforestación mundial, siendo los cultivos más nocivos aquellos asociados al aceite de palma, soya, ganado, cocoa y café. También, estudios han indicado que esta actividad explica más del 90% de la deforestación tropical.
En este contexto, a nivel de estudios de educación superior el diagnóstico es que la mayoría de los planes curriculares de Agronomía en Chile no dan énfasis a estos temas. Así de hecho lo estiman en el Consejo de Facultades de Agronomía de las universidad del CRUCH, en la que se incluye a la Universidad de La Frontera.
Por lo mismo han iniciado un proceso que tiene como meta modificar la formación de los profesionales de esta disciplina, lo que implicará hacer ajustes, por ejemplo, en las mallas curriculares. “Se busca que los nuevos profesionales puedan hacer frente a cómo producir alimentos y a su vez que esto sea compatible con la conservación del medioambiente para un mejor bienestar de las personas”, dice Adison Altamirano, investigador y decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Medioambiente de la U. de La Frontera y uno de los firmantes de la propuesta.
Primera en Latam
La iniciativa es pionera en Latinoamérica y recientemente tuvo su lanzamiento oficial cuando el Consejo de Facultades de Agronomía del CRUCH emitió la declaración pública “Agroalimentos y Bienestar 2050”. El texto plantea la incorporación de una “revolución tecnológica en la producción agroalimentaria sostenible y en el cuidado del medioambiente, contribuyendo al bienestar y la salud de Chile y del planeta, en concordancia con los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas”.
Y aunque aún no se definen exactamente los cambios que habrán en la malla curricular y si acaso esto implicaría alargar o no la carrera, Altamirano precisa que la idea es “incorporar contenidos asociados a innovación y emprendimiento, cambio climático, revolución tecnológica, sustentabilidad agroalimentaria y el cuidado del medioambiente, bienestar y la salud de Chile y del planeta”.
El investigador añade que estos cambios permitirán que los futuros agrónomos tengan una mejor preparación para enfrentar los desafíos actuales y futuros y añade: “Ello dará también mayor valor agregado a los titulados, estarán mejor preparados para sus trabajos, no solamente a nivel nacional, sino también con preparación para trabajar fuera del país”.
Aún en ciernes, esta iniciativa aspira a ser concretada en el mediano plazo y tenerla consolidada al año 2050.
“Lo primero es socializar esta idea con distintos actores: academia, sector privado, sector público (en eso estamos ahora). Luego viene la fase de preparación del proyecto y la búsqueda de apoyo y financiamiento, y posteriormente la implementación y seguimiento”, indica Adison Altamirano.
En particular, el financiamiento es clave para la fase de implementación y seguimiento ya que se requiere, por ejemplo, conocer otras experiencias que sirvan de base para hacer una propuesta de plan de estudios. “Estas propuestas también son contexto-dependientes, es decir, un plan de estudios para la zona de Arica no debería ser el mismo que para La Araucanía. Esta nueva propuesta también requiere del uso de las actuales nuevas tecnologías disponibles, por ejemplo el uso del metaverso, entre otras”, concluye el académico.