A tan solo días del 2024, desde distintas áreas, se están generando diversas proyecciones respecto a lo que traerá el año que se avecina. En esto el mercado inmobiliario no es la excepción, sobre todo después de observar que, al parecer, el escenario advierte que habrán muchas similitudes con lo que ha sido este 2023.
Sin lugar a dudas, este año ha estado marcado por la influencia de la política en el crecimiento, y es casi seguro que este seguirá siendo un elemento relevante y que marcará el camino en materia de inversiones en el país.
Desde lo económico, diversas proyecciones preliminares indican que vienen tiempos complejos, con un escenario que se mantiene con un crecimiento económico estancado. La inflación dará un respiro pero no lo suficiente para ser un ítem favorable, sobre todo si a esto sumamos los niveles de desempleo que vienen al alza, sumado a la explosión del empleo informal, producto de lo anterior.
Acá la incertidumbre cobra relevancia, al transformarse en el obstáculo número uno para el crecimiento, por lo que es crucial el poder brindar certezas para atraer nuevas fuentes de inversión, para dar pasos seguros hacia la recuperación económica de antaño.
Por lo anterior, se hace imperativo generar escenarios de estabilidad política para devolver la confianza a la inversión local y extranjera. Siendo también relevante el ocuparse de la migración descontrolada y frenar la ola delictiva que viene al alza.
Si bien será un 2024 desafiante a nivel general para los chilenos, para quienes tienen la capacidad de invertir en propiedades o realizar inversiones inmobiliarias individuales, hay una ventana de oportunidad que se abre en medio de la incertidumbre, ya que, debido al encarecimiento de las materias primas y otros factores, se produce un panorama alcista, donde no todos serán capaces de adquirir propiedades.
¿Cómo se podría revertir esta situación? Primero, estableciendo reglas claras para el juego político, lo que significa el dar cierre a la incertidumbre en materia constitucional, independiente del resultado que se dé en el próximo plebiscito, para no abrir nuevos flancos de incertidumbre. Las reglas deben ser claras.
Una vez logrado lo anterior, el foco debe estar en conseguir el retorno de inversiones chilenas desde el exterior, generando incentivos para repatriar capitales y activar más proyectos. Esto también ayuda, por consiguiente, a devolver el ambiente de rentabilidad y seguridad al país en todo sentido, especialmente si se pone énfasis en la lucha contra la delincuencia y la corrupción, castigando con dureza a quienes hayan elaborado entramados para el mal uso de dineros públicos.
En resumen: reglas claras. Eso es lo que se necesita para devolver las confianzas y trabajar para construir un 2024 prometedor.
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