Las bajas temperaturas que acompañan al otoño e invierno pueden ser especialmente perjudiciales para la salud de la piel, requiriendo cuidados adicionales para mantenerla en óptimas condiciones. La piel, siendo el órgano más extenso del cuerpo humano y nuestra primera barrera de defensa, necesita atención especial para prevenir problemas derivados de la exposición al frío.
“Las personas mayores y aquellos con pieles más sensibles son especialmente vulnerables en épocas de temperaturas extremas. Con el paso de los años, la piel se vuelve más delgada y susceptible a los agentes externos”, comenta Carolina Saravia, enfermera jefa de Clínica Cath, especializada en heridas de la piel.
Las consecuencias del frío en la piel pueden incluir pérdida de elasticidad, irritación, grietas, picor e incluso heridas en casos más extremos, especialmente en áreas expuestas como la cara, el cuello y las manos. “La contracción de los capilares cutáneos ralentiza la renovación celular y afecta la nutrición y calidad de la piel, agravándose en ambientes secos como los provocados por la calefacción en invierno”, añade Saravia.
Para enfrentar los fríos extremos, los expertos de Clínica Cath recomiendan a personas mayores:
Hidratación Constante: Aplicar crema hidratante al menos dos veces al día, evitando baños con agua muy caliente que pueden resecar la piel.
Uso de Jabones Neutros: Utilizar jabones con pH neutro para preservar el equilibrio natural de la piel.
Moderar Baños: No excederse en la frecuencia de los baños, limitándolos a no más de dos veces por semana para proteger el sebo natural de la piel.
Consumo de Agua: Mantenerse hidratado bebiendo al menos 8 vasos de agua al día, combinado con infusiones herbales como té verde, manzanilla o té blanco.
Alimentación Equilibrada: Seguir una dieta balanceada, evitando excesos de azúcar y carbohidratos, contribuye a la salud de la piel.
“Es fundamental prestar atención especial a nuestra piel durante los meses más fríos, protegiéndola adecuadamente para evitar problemas de salud y mantener su apariencia”, concluye Saravia.
Con estos cuidados adecuados y constantes, podemos proteger nuestra piel y mantenerla en óptimas condiciones, incluso durante los meses más fríos del año