Imágenes inéditas del expresidente Pedro Aguirre Cerda fumando un cigarrillo, del sacerdote Alberto Hurtado saliendo de misa, o sobre la transformación de zonas del país durante el siglo XX, como los alrededores del Volcán Villarrica o Chuquicamata, son parte de registros audiovisuales rescatados en el marco de una iniciativa desarrollada por Universidad de La Frontera, a través de su Filmoteca, archivo que conserva cerca de tres mil rollos de películas caseras filmadas en Chile entre 1920 y 1980.
Estos registros, que posicionan a la Filmoteca UFRO como uno de los acervos audiovisuales más importantes del país, resguardan registros de cine en pequeño formato, con escenas que incluyen la vida cotidiana de las familias que accedieron a estas tecnologías, imágenes en movimiento únicas de paisajes y ciudades en permanente transformación, y eventos públicos en distintas regiones a lo largo del país.
A fines de 2024, el proyecto Filmoteca UFRO se adjudicó fondos del Programa de Apoyo a la Preservación del Patrimonio Audiovisual. Este importante hito permitió que se concretara el traspaso de la colección formada por el docente e investigador Diego Olivares Jansana a esta universidad pública de La Araucanía. Olivares, quien comenzó a mediados de los años 90 a pesquisar este tipo de películas, decidió entregar los rollos que custodiaba al sistema de bibliotecas de la Universidad de La Frontera con el fin de asegurar la conservación adecuada del material, su correcta catalogación y la posibilidad de poner estos registros a disposición de todas las personas y comunidades que quieran acceder a estas imágenes.
“Uno de los aspectos más valiosos del proyecto ha sido lograr rescatar y preservar registros visuales que, en muchos casos, son los únicos vestigios en movimiento de diversas localidades chilenas. A diferencia de países como México, Argentina o Brasil, donde la industria cinematográfica tuvo mayor continuidad, en Chile muchas ciudades y paisajes solo fueron capturados a través de cine doméstico o películas familiares, muchas de ellas filmadas por aficionados”, explica Olivares.
Así, el investigador añade que “nos ha pasado que mostramos imágenes en comunidades y las personas se encuentran con construcciones, calles y paisajes que ya no existen, destruidos por terremotos o el paso del tiempo. Estas películas permiten reconstruir una memoria común”.
Por ello, el proyecto no solo busca preservar el material, sino también difundirlo y ponerlo a disposición del público. Con ese objetivo, la Filmoteca UFRO se encuentra desarrollando una página web que permitirá acceder al catálogo de rollos, lo que incluye además un mapa interactivo donde los usuarios podrán explorar distintas regiones de Chile, y del mundo, a través de sus registros audiovisuales. Además, se ha puesto hincapié en cumplir con un plan de mediación de audiencias que lleve este trabajo a colegios y comunidades locales.
Respecto al origen de las cintas, el investigador comenta que el archivo ha ido en aumento principalmente con películas adquiridas en ferias, plataformas digitales, mercados e, incluso, encontradas en la basura. Estos hallazgos implican un desafío mayor: la catalogación de las cintas. Más del 80% de las películas no tienen información sobre el lugar y fecha de filmación, o sobre la familia filmada. Sin embargo, a través del análisis de los materiales, marcas de fábrica en los rollos y la colaboración con la comunidad, el equipo ha logrado identificar datos clave sobre varios registros. Incluso, hay familias que se han identificado en las publicaciones de la Filmoteca UFRO en redes sociales.
Por otro lado, el material resguardado ha despertado el interés de distintas disciplinas. Estas imágenes son miradas desde la antropología, la sociología, la historia, el arte y los estudios sobre el medioambiente, por nombrar algunos ámbitos, ya que las películas no solo muestran la vida cotidiana del siglo XX, sino también cambios en el paisaje, el vestuario de las personas, el urbanismo, los medios de transporte o los roles dentro de las familias, entre otros aspectos. “Estas películas nos cuentan historias que, de otro modo, se habrían perdido. Es un archivo vivo, que sigue creciendo y que esperamos poner a disposición de la comunidad, los investigadores y el mundo del cine”, puntualiza Diego Olivares.
Avanzar en la digitalización y el resguardo de nuevo material
Uno de los próximos pasos planificados por el equipo de investigadores es iniciar una campaña para recibir donaciones de familias que deseen conservar sus registros fílmicos. “Pronto contaremos con una bóveda climatizada, lo que nos permitirá garantizar la conservación del material y así poder ampliar el archivo con películas donadas por la comunidad. Sabemos que hay muchas familias y organizaciones del sur de Chile que tienen rollos cinematográficos en pequeño formato”, señala el encargado de la Filmoteca UFRO.
Gracias al financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, este archivo pronto contará con un escáner de alta gama, el cual es esencial para digitalizar cuadro a cuadro las películas en la mejor calidad posible. Esta herramienta, que estará disposición de otras colecciones fílmicas del sur chileno, garantiza un óptimo tratamiento de los filmes, ya que evita el desgaste del material original y facilita generar copias digitales de respaldo.
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