Pescados como el salmón contienen ácidos grasos que el cuerpo humano no produce por sí sólo en cantidades suficientes y que ayudan a mejorar la memoria, la concentración, el aprendizaje y la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
“Somos lo que comemos” es una frase que escuchamos con frecuencia y que este 22 de julio, Día Mundial del Cerebro, se vuelve más necesaria que nunca. Entre las múltiples estrategias para mantener la salud de este órgano vital, la alimentación ocupa un lugar central. De hecho, cada vez más estudios destacan cómo lo que ingerimos puede marcar la diferencia en la memoria, la concentración, el aprendizaje y la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
El salmón destaca gracias a su alto contenido de ácidos grasos omega-3 de cadena larga, convirtiéndose en un aliado imprescindible para la salud cerebral.
Así lo afirma Miguel Ángel Rincón, Profesor Asociado y Jefe del Laboratorio de Lípidos del INTA de la Universidad de Chile:
“Los ácidos grasos omega-3 de cadena larga como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) son nutrientes fundamentales para el desarrollo y el funcionamiento óptimo del cerebro”.
Neuroprotección y prevención: Su consumo regular se asocia con efectos neuroprotectores y con la prevención de enfermedades neurodegenerativas como demencia o Alzheimer.
Fortalecimiento cognitivo: Contribuyen al fortalecimiento de funciones cognitivas como el aprendizaje, la memoria y el bienestar emocional.
Optimización del flujo sanguíneo: Participan en el mantenimiento del flujo sanguíneo cerebral, favoreciendo la oxigenación y el rendimiento metabólico del cerebro.
Acción antiinflamatoria: El EPA y el DHA juegan un rol esencial en la modulación de procesos inflamatorios a nivel cerebral, ya que son precursores de mediadores lipídicos (eicosanoides y docosanoides) conocidos por su actividad antiinflamatoria.”Esto es clave, porque la inflamación crónica se vincula con el deterioro cognitivo y el avance de enfermedades como el Alzheimer”, acota Rincón.
Un punto crucial es que el cuerpo humano no produce los ácidos grasos EPA ni DHA en cantidades suficientes.
Es necesario obtenerlos de la dieta, de ahí la relevancia del salmón.
“Una porción de 100 gramos de salmón puede llegar a aportar entre 1 y 2 gramos de EPA+DHA. De esta manera, consumir dos porciones de salmón a la semana sería una estrategia nutricional efectiva para alcanzar la ingesta recomendada por organismos internacionales y contribuiría a promover la salud cerebral a lo largo de todas las etapas de la vida”, enfatiza Rincón.
El salmón ofrece proteínas de alto valor biológico, vitaminas del complejo B y minerales como el selenio, que también participan en procesos antioxidantes y de regeneración celular.
“En un mundo donde las enfermedades neurodegenerativas están en aumento y la expectativa de vida sigue creciendo, proteger la salud cerebral desde la alimentación es fundamental. Incorporar salmón en la dieta con regularidad es una de las formas más efectivas de nutrir al cerebro, apoyar su funcionamiento óptimo y contribuir a una mejor calidad de vida en todas las edades”, concluye el experto.
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