El tabú comienza a disolverse, aunque aún persisten resistencias culturales y sociales.
“Hemos notado un aumento sostenido en la demanda de tratamientos estéticos por parte de los hombres. Aunque todavía representan un porcentaje menor frente a las mujeres, cada vez son más quienes se atreven a consultar, informarse y cuidarse”, explica el Dr. Isaac Moreno, especialista en estética y rejuvenecimiento facial.
Actualmente, en la clínica reciben entre 5 y 6 consultas diarias de pacientes hombres, pero solo dos agendan finalmente una hora.
Una brecha que evidencia fricciones aún presentes: dudas personales, presión social y, en algunos casos, el factor económico, vinculado a la falta de una cultura masculina de invertir en su propio autocuidado.
Entre los tratamientos más solicitados destacan la bichectomía, el botox, la rinomodelación, la definición del contorno mandibular y la eliminación de papada, todos procedimientos que buscan resultados naturales y armónicos.
“Las barreras son emocionales y culturales. A pesar de los avances, aún persisten ciertos prejuicios sobre el cuidado estético masculino.
Muchos hombres se limitan a someterse a procedimientos por miedo al ‘qué dirán’”, señala el Dr. Moreno, quien además destaca la importancia de visibilizar el autocuidado como una forma de bienestar.
Este juicio social pesa especialmente en contextos donde se asocia erróneamente la estética a lo superficial.
Por eso, desde la clínica promueven una mirada distinta: “Entendemos la estética como autocuidado, bienestar y salud emocional”.
Uno de los puntos más interesantes que destaca el especialista es cómo hombres y mujeres enfrentan de manera diferente una intervención estética.
Mientras ellas suelen llegar más informadas y hacer más preguntas antes de agendar, ellos tienden a ser más reservados al inicio.
Pero una vez que atraviesan la experiencia, se involucran más y demuestran un interés genuino en conocer los tratamientos en profundidad.
Respecto al perfil más común, se trata de hombres entre 20 y 35 años, estudiantes o profesionales, de nivel socioeconómico medio o medio alto, que buscan una mejora integral y sostenible en su imagen.
“El cuidado personal va más allá de lo estético. Un rostro saludable refleja bienestar. La estética bien entendida no responde a la vanidad, sino al equilibrio físico y emocional”, concluye el Dr. Moreno.
Y para quienes aún tienen dudas, el mensaje es claro: informarse, preguntar y atreverse. Porque hoy, la estética también es cosa de hombres.
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