Se inicia la temporada de piscina. ¿Cómo disfrutarla sin riesgos de lesiones?

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El evitar correr en el borde de la piscina, el comprobar siempre la profundidad antes de lanzarse al agua. El uso de calzado antideslizante en áreas húmedas e ingresar y salir por zonas seguras o escalera. O barandas son algunas de las medidas para evitar estos accidentes.

Llegaron ya las altas temperaturas y con el término del mes de noviembre, se inicia la temporada de piscinas en varios lugares del país. Donde chicos y grandes buscan refrescarse y capear el calor concurriendo a estos lugares.

Sin embargo, correr alrededor de la piscina, o hacer piruetas complejas al lanzarse al agua puede tener riesgo. De accidentes que provoquen lesiones.

Para evitar estos contratiempos, es que se debe tomar especiales cuidados para evitar lesiones- Que pueden ser complicadas al estar dentro y también fuera de una piscina.

Desde la Clínica de Recuperación de Lesiones (CRL) – institución con experiencia en el tratamiento de este tipo de casos. Indican que las superficies húmedas, los movimientos bruscos, los saltos mal ejecutados y la falta de supervisión elevan el riesgo de lesiones.

El médico de la Clínica CRL, Dr. Ignacio Ortigosa señala que las lesiones más frecuentes son las que se producen fuera de la piscina. Como esguinces de tobillo y muñeca por resbalones en superficies mojadas.

Las contusiones en extremidades por caídas de bajo a mediano impacto; fracturas de muñeca, tobillo, y clavícula. Al caer sobre superficies duras; luxaciones especialmente de hombro y rótula. Por movimientos bruscos o impactos directos en superficies resbaladizas e inestables.

A eso se suman traumatismos craneales tras golpes contra bordes o el piso. Y lesiones cervicales en caídas de mayor energía. En tanto, dentro de la piscina, se producen traumatismos cervicales y medulares al lanzarse. En zonas  poco profundas o golpear el fondo, fracturas y contusiones al chocar con paredes internas. Luxación de hombro por zambullidas mal ejecutadas o maniobras bruscas bajo el agua.

Junto a ello, también se producen lesiones de hombro por sobreuso en nadadores que son frecuentes. Calambres musculares y golpes y contusiones al chocar con otros bañistas. A las lesiones accidentales se suman las dolencias por sobrecarga. Que afectan a quienes usan la piscina con fines de entrenamiento intensivo o profesional.

El Dr. Ortigosa, subraya que la natación, aunque de bajo impacto, es altamente repetitiva, lo que genera lesiones por uso crónico en articulaciones clave.

“La lesión más característica en el ámbito deportivo acuático es el Síndrome de Pinzamiento Subacromial. Comúnmente conocido como el ‘Hombro del Nadador’. Esta condición resulta de la inflamación y el pinzamiento de los tendones del manguito rotador. Debido a la inmensa cantidad de brazadas que se realizan a lo largo de los entrenamientos (sobreúso).

Una técnica deficiente es el principal precursor del Hombro del Nadador. Es vital revisar la brazada para evitar el estrés excesivo en el manguito rotador”, indica el profesional. .

Para prevenir este tipo de acontecimientos, el Dr. Ortigosa enfatiza que:

“Acciones concretas reducen de manera significativa el riesgo de accidentes como evitar correr en el borde de la piscina. El comprobar siempre la profundidad antes de lanzarse al agua, el uso de calzado antideslizante. En áreas húmedas e ingresar y salir por zonas seguras o escalera o barandas”.

También se recomienda el no realizar piruetas, clavados ni saltos en zonas que no estén habilitadas. Junto a ello, es ideal el efectuar calentamiento y estiramientos de los principales grupos musculares. Previo a iniciar la actividad acuática, y respetar los tiempos de descanso para evitar fatiga muscular lo que predispone a lesiones.

La recuperación de estas lesiones, sostienen desde la Clínica CRL, va a depender de la severidad de la lesión. Y la rapidez con la que se consulta van a determinar el tiempo de recuperación.

La institución cuenta con un equipo multidisciplinario de especialistas que ayudan en este proceso que, en el caso de golpes. contusiones y esguinces leves, la recuperación es de entre 1 a 3 semanas.

”El apoyo de fisioterapia para esguinces moderados o dolor persistente puede dar resultados entre 3 a 6 semanas. Mientras que para esguinces severos la recuperación puede ser de entre 2 a 3 meses. Extendiéndose a seis en casos mayores con intervención kinésica y fisioterapéutica. Y en algunas casos específicos y resolución quirúrgica”, explica el Dr. Ignacio Ortigosa.

Por otro lado, fracturas simples y complejas pueden durar entre 2 a 12 meses su recuperación,mientras que los traumatismos cervicales o golpes en la cabeza “requieren evaluación inmediata; si hay mareos, visión borrosa o debilidad, la recuperación puede prolongarse y necesita seguimiento especializado”,subraya el profesional.

El médico de la Clínica CRL añade que el “minimizar los riesgos es clave, y la evaluación precoz en caso de producirse una lesión , reduce complicaciones y acelera el retorno a las actividades normales”.