Corredor de seguros: el aliado clave que muchas empresas aún subestiman

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Corredor de seguros: el aliado clave que muchas empresas aún subestiman

Por Felipe Giménez-Lascano, Placement leader de

Viento Sur Corredores de Seguros.

En el mundo empresarial actual, donde los riesgos digitales, financieros y operativos están en constante cambio y a una velocidad sin precedentes, contar con un seguro adecuado ya no es solo un trámite administrativo. Es un pilar estratégico para cualquier organización.

Desde pequeñas y medianas instituciones hasta grandes industrias. Todas enfrentan amenazas. Van desde el robo de carga hasta ciberataques que pueden paralizar sus sistemas.

En un entorno así, proteger el patrimonio no es suficiente. También es crucial prevenir pérdidas. También anticipar situaciones críticas y asegurar la continuidad operativa.

La primera decisión al contratar un seguro es entender el riesgo que enfrenta cada organización. Para una institución de logística, el riesgo puede estar en la carga que transporta. Para una empresa de embalaje, puede ser la infraestructura o la maquinaria.

No existe una solución única. Las amenazas son tan variadas como los modelos de negocio que afectan.

Lo importante de esto es identificar el peor escenario posible. Un evento que podría poner en peligro todo el patrimonio de la organización. Con eso, se puede saber cómo actuará el seguro para reparar ese daño. También cómo la compañía regresará a su estado anterior al siniestro.

Sin embargo, muchas organizaciones cometen errores básicos que pueden costarles millones. Por ejemplo, contratar un seguro sin contar con asesoría especializada.

Esto suele derivar en pólizas con exclusiones desconocidas o deducibles poco convenientes. Esto, significa que, cuando ocurre un siniestro, la empresa descubre que la protección no era la esperada.

Un corredor de seguros no solo se encarga de negociar tarifas. También interpreta la letra pequeña. Filtra riesgos y aclara condiciones que a menudo pasan desapercibidas.

El segundo error, aún más frecuente, es no actualizar los montos asegurados.

En un contexto de inflación y alta rotación de inventarios, el infraseguro se ha convertido en un riesgo crítico. Las organizaciones que aumentan su volumen de carga o renuevan equipos no siempre ajustan sus pólizas. Esto puede llevar a situaciones complicadas cuando más se necesita la cobertura.

Frente a este panorama, el papel del corredor adquiere una importancia decisiva.

No se trata solo de cotizar una póliza. Su labor implica acompañar al cliente en la gestión de sus riesgos. Además guiar en decisiones estratégicas y ayudar a entender cómo algunas medidas de seguridad pueden reducir considerablemente las primas.

La instalación de sistemas contra incendios, la implementación de trazabilidad de carga y el uso de tecnología para monitorear flotas no solo disminuyen la exposición al riesgo. También envían señales claras a las aseguradoras de que se está llevando a cabo una operación responsable.

A esto se suma un aspecto poco mencionado pero fundamental. El mercado asegurador es global. Una catástrofe en otro país puede hacer que las primas en Chile se disparen. Por lo tanto, la transparencia es clave.

Las instituciones necesitan información clara, datos concretos y anticipación para entender cómo se mueve el mercado internacional y cómo esos cambios afectan sus pólizas locales. Esa claridad no es un simple detalle; es la diferencia entre tomar una buena decisión y enfrentar un golpe financiero inesperado.

El comportamiento corporativo también está evolucionando; aunque los seguros tradicionales siguen siendo los más utilizados, los riesgos emergentes han cobrado protagonismo. La protección contra decisiones erróneas de directivos, como los seguros D&O (Directors and Officers), se ha convertido en una herramienta esencial para proteger la gestión corporativa.

Al mismo tiempo, el seguro cibernético está en plena expansión: cubre desde ataques informáticos y ciberextorsiones hasta interrupciones operativas y gestión de crisis reputacionales. La idea de que la ciberseguridad es solo un problema tecnológico ya no es exacta; hoy en día, es un asunto financiero, reputacional y estratégico.

La conclusión es clara: el riesgo ya no es un evento improbable; es parte de la operación diaria. Por eso, en este contexto, las compañías que no adopten una gestión seria y preventiva están jugando con fuego, ya que los seguros empresariales ya no son un gasto, sino que son una inversión que garantiza la continuidad.

Para saber más, visita:

 https://vientosurseguros.cl/

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