La última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) ha vuelto a poner en evidencia una preocupación creciente en Chile: la violencia en los establecimientos educacionales. Según el estudio, un 41% de las familias chilenas considera que controlar la violencia escolar es la tarea más urgente en nuestras escuelas, superando incluso la necesidad de mejorar el rendimiento académico y la equidad en la educación, ambos con un 19%.
Este dato es un llamado de atención que no podemos ignorar. Profesores y estudiantes enfrentan diariamente situaciones de riesgo, creando un ambiente de intranquilidad que se extiende más allá de las salas de clases. Si bien las políticas de seguridad y los protocolos de actuación son importantes, está claro que necesitamos un enfoque más profundo y sostenido para abordar este problema: La implementación de programas de educación socioemocional en los colegios.
La educación socioemocional no es un concepto nuevo, pero su relevancia en el contexto actual no puede ser subestimada. Se trata de enseñar a nuestros estudiantes a gestionar sus emociones, a desarrollar habilidades de empatía, comunicación efectiva, y a resolver conflictos de manera pacífica. Estas competencias son fundamentales para construir una convivencia escolar sana y respetuosa, donde el diálogo prevalezca sobre la violencia.
En lugar de enfocarnos únicamente en las medidas punitivas, debemos apostar por un cambio cultural dentro de las escuelas. La educación socioemocional debe convertirse en el eje transformador de la convivencia en los colegios, integrándose de manera transversal en el currículo escolar. No se trata solo de prevenir la violencia, sino de construir una comunidad educativa donde cada estudiante se sienta valorado, escuchado y capaz de expresarse sin miedo.
Es imperativo que los docentes reciban la capacitación necesaria para incorporar estas prácticas en su enseñanza diaria. Además, las familias deben ser incluidas en este proceso, para que los valores y habilidades aprendidos en la escuela se refuercen en el hogar.
Desde Santillana Chile, este es un tema que venimos abordando hace bastante tiempo, y hoy reforzamos con Emotilab, una solución basada en los métodos CASEL y BISQUERRA, que busca impulsar la educación socioemocional en el aula de manera cercana y colaborativa, a través de un enfoque en el que los alumnos aprenden a través de vivencias, navegan por sus emociones y se proponen talleres adecuados a la realidad escolar; siendo una propuesta flexible, fácil de implementar y de utilizar.
La violencia en los establecimientos educacionales es un reflejo de una sociedad que ha descuidado la educación emocional de sus ciudadanos. Es hora de reconocer que la enseñanza no puede limitarse a los contenidos académicos tradicionales. Para formar ciudadanos íntegros y preparados para enfrentar los desafíos del futuro, necesitamos inculcar en nuestros jóvenes habilidades socioemocionales que les permitan convivir en armonía y resolver conflictos sin recurrir a la violencia. La educación socioemocional es la llave para abrir las puertas a una convivencia escolar más segura y equitativa, y debemos actuar ahora para hacerla realidad.
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