Un informe de la UNESCO que se basa en el análisis de más de 80.000 estudiantes en 16 países de América Latina y el Caribe, concluye que integrar explícitamente las habilidades socioemocionales en el currículo escolar es clave para fomentar entornos de aprendizaje más inclusivos y seguros.
La creciente crisis de salud mental que afecta a niños, niñas y adolescentes en América Latina ha puesto en alerta a comunidades escolares, docentes y autoridades educativas.
En esta línea, la publicación Aportes para la enseñanza de habilidades socioemocionales , impulsada por la UNESCO y basada en el Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019), plantea una hoja de ruta que aporta a la implementación de la educación socioemocional. El informe que se basó en más de 80.000 estudiantes de sexto grado en 16 países de América Latina y el Caribe, concluye que integrar explícitamente las habilidades socioemocionales en el currículo escolar es clave para fomentar entornos de aprendizaje
El informe subraya que la educación emocional no solo mejora la convivencia y previene situaciones de violencia, sino que también impacta positivamente en el rendimiento académico y en la formación de ciudadanos más empáticos, resilientes y comprometidos con su entorno.
“Educar no puede limitarse a transmitir contenidos; debe también formar personas empáticas, resilientes y comprometidas con su entorno. La educación emocional no es un lujo: es una necesidad para garantizar ambientes escolares seguros, inclusivos y propicios para el aprendizaje”, afirmó Esther Kuisch Laroche, directora de la Oficina Regional de la UNESCO para América Latina y el Caribe.
En respuesta a este desafío, distintas instituciones educativas han comenzado a implementar herramientas para abordar el bienestar emocional de manera sistemática. Una de ellas es Emotilab , la solución de Santillana Chile que entrega estrategias prácticas para desarrollar habilidades socioemocionales desde la primera infancia hasta la educación media.
“No basta con enseñar matemáticas o lenguaje si los estudiantes no se sienten emocionalmente seguros, conectados y comprendidos en sus espacios escolares. La educación emocional debe dejar de ser un anexo y convertirse en un eje estructural del sistema”, sostiene Ximena Álvarez, Directora de Formación de Santillana Chile. “Con Emotilab buscamos aportar desde lo concreto, brindando una herramienta que fortalezca la convivencia escolar y el bienestar de toda la comunidad educativa”.
En un momento en que los indicadores de salud mental infanto-juvenil marcan cifras preocupantes, avanzar hacia una educación que priorice el bienestar emocional es indispensable. La escuela debe convertirse en un espacio protector, capaz de formar no solo estudiantes competentes, sino personas plenas.
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