Carreras técnicas: el futuro laboral que aún no sabemos valorar

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Por Carolina García-Huidobro, gerente técnica de MG Certifica

Mientras seguimos empujando a millas de jóvenes hacia carreras universitarias tradicionales, el mercado laboral ya está pidiendo algo distinto: técnicos calificados que puedan responder a las necesidades reales de industrias estratégicas como la minería.

Lo confirma el último informe del Consejo de Competencias Mineras (CCM), que proyecta un aumento del 34% en la demanda laboral del sector al 2032. Y lo más sorprendente es que las profesiones más requeridas —como mantenedores mecánicos, eléctricos y operadores de equipos— siguen siendo invisibles en el imaginario aspiracional de buena parte de la sociedad.

Esta desconexión no es menor. Tenemos una brecha clara entre lo que la economía necesita y lo que el sistema educativo ofrece. Muchas instituciones técnicas y centros de formación aún no logran adaptar sus programas a las competencias que el mercado está exigiendo.

El resultado: egresados con dificultades para insertarse laboralmente y empresas con vacantes críticas sin cubrir. Todo esto, en medio de una paradoja: hay empleos disponibles, pero no hay personas capacitadas para ocuparlos.

La raíz del problema es cultural. En Chile, durante décadas, se ha instalado la idea de que una carrera universitaria es sinónimo de éxito, mientras que la educación técnica ha sido vista como una segunda opción.

Sin embargo, la realidad es cada vez más clara: las carreras técnicas no solo ofrecen alta empleabilidad, sino que además están proyectadas a ser las mejores remuneradas en un futuro cercano, debido a la creciente escasez de talento calificado en sectores clave.

Pero no basta con cambiar la narrativa. También es necesario desarrollar habilidades alineadas con los desafíos actuales. Hoy, además del conocimiento técnico, se valoran profundamente las competencias transversales: pensamiento crítico, adaptabilidad y capacidad de aprendizaje continuo.

La industria ya no busca solo mano de obra: busca profesionales preparados para resolver problemas complejos, trabajar en entornos dinámicos y evolucionar junto a la tecnología.

Estamos a tiempo de revalorizar la formación técnica como un camino de excelencia y crecimiento. Para lograrlo, debemos fomentar una educación más conectada con el mundo productivo, con programas pertinentes, flexibles y centrados en competencias. Y, sobre todo, debemos dejar de mirar por el retrovisor. El futuro del trabajo ya está ocurriendo y muchos aún no lo ven.