En un mercado automotriz mundial con más de 100 marcas existentes no es para nada fácil sobresalir, o inclusive sobrevivir. Es por ello que ante la presentación mundial de una nueva marca que busca abrirse camino, son muchos los factores que juegan un rol clave para asegurar la prosperidad y viabilidad de que un fabricante pueda ir escribiendo su propia historia y pueda perdurar a lo largo de los años. Lynk & Co es un claro ejemplo de ello, que aunque es una empresa joven fundada en 2016, es una marca automotriz global con buenos cimientos al ser formada como una empresa conjunta entre Volvo Cars y Geely Group, que busca desafiar la industria automotriz establecida con una oferta de modelos que satisfacen las necesidades de una generación de consumidores globalmente conectados. Con un lenguaje de diseño único, una oferta de productos y servicios completamente nuevos, el espíritu de Lynk & Co aporta una nueva luz a las soluciones de movilidad urbana.
Luego de 8 años de trabajo y dedicación, la marca global Lynk & Co actualmente cuenta con 10 exclusivos modelos disponibles a nivel mundial, donde se encuentran interesantes opciones pasando por modelos SUV, sedán y crossover. Para dimensionar lo que es Lynk & Co en el mundo, es importante saber que desde que se piensa en un nuevo modelo, ya comienza a trabajar un enorme equipo de profesionales, liderado por el Presidente de Diseño de la marca, Stefan Rosen (proveniente de una gran carrera en Volvo Cars) con plantas del más alto nivel enfocadas en diseño, desarrollo e innovación, ubicadas en Gotemburgo (Suecia), Shanghái (China), California (Estados Unidos) y Coventry (Reino Unido). Y si de montaje y fabricación se trata, son verdaderas ciudades donde se manufacturan los vehículos de Lynk & Co, las cuales funcionan con un nivel de tecnología y robotización realmente impresionante, siendo actualmente 4 fábricas, distribuidas en distintos lugares de China: Zhangjiakou, Yuyao, Meishan y Chengdu.
Y para dimensionar todo el trabajo que hay detrás de una marca con grandes aspiraciones, pudimos conversar en el marco del Salón de Shanghái, con el cerebro detrás del diseño de la marca, Stefan Rosen.
Podría decir que ambas cosas presentan sus exigencias. Efectivamente, yo me desempeñaba antes en Volvo, una empresa con una herencia automotriz importante. Allí, a pesar de la tradición industrial, más de una vez me tuve que reinventar para seguir adelante con la creación o el desarrollo de sus nuevos productos. En cambio, al pasar a formar parte de una marca que empieza no estrictamente desde cero, pero casi, las motivaciones fueron altas porque pensé, al igual que otros colegas, que era una estupenda oportunidad para nuestra profesión. Pudimos trasladar nuestro aprendizaje y conocimiento a un proyecto nuevo y único, sin limitaciones. Claro que tuvimos que sentarnos frente a una página completamente en blanco y ser creativos desde el principio, pensar qué queríamos lograr y cuáles iban a ser los disparadores que nos condujeran a resultados tangibles con Lynk & Co. Debíamos establecer objetivos como los valores de la marca, del mismo modo que antes Volvo poseía en materia de seguridad, por ejemplo. Había que pensar en conceptos sólidos. Fue entonces que con nuestro grupo de trabajo, sentados en una misma oficina para tratar estas cuestiones iniciales, nos dijimos: “Hagamos cosas con un sello personal”. Fue liberador poder diseñar automóviles con esa premisa. Se nos abrieron varias puertas. Desde entonces, varias piezas fueron encajando en su lugar y muchas otras, por suerte, se facilitaron. Así, podría decir que en Lynk & Co. hay aspectos que tienen mucho que ver conmigo, pero la realidad es que empezamos todo como un equipo de diseño de unos 10 o 15 profesionales. No aceptar tal desafío hubiera sido algo que no me hubiera perdonado como diseñador.
La verdad es que solo nos dijeron que querían lo mismo que nosotros estábamos justamente tratando de implementar, o sea automóviles con una identidad propia bien definida. Lynk & Co quiso desde un principio un carácter deportivo que atraiga a un público joven, en lo posible. Nos pedían modelos que, cuando se los viera acelerar en cualquier camino, hicieran que la gente se dé vuelta para mirarlos. Por eso nos jactamos de que estas unidades incorporan un sello personal muy marcado de nuestra parte. También debíamos incluir en las unidades tecnologías que en el pasado no se hubieran aplicado e ideas innovadoras y hasta crear una especie de ecosistema alrededor de los autos, especialmente para el mercado europeo. Compartiríamos ingeniería con Volvo, así que era relevante ser respetuoso con la preservación de sus fuertes nociones en cuanto a seguridad. No teníamos que ser tímidos en tales sentidos, por decirlo de alguna manera, pero también hay que crear ejemplares con el objetivo de cuidar el medio ambiente y de escuchar a nuestros clientes. Nos inspiró bastante el hecho de que nos nutriéramos con sus cosas, pero también que nos pudiéramos diferenciar de un modo importante. A los potenciales compradores chinos les interesaban enormemente los detalles en el vehículo y pedían un estilo más a la moda que aquella simplicidad tan característica del diseño escandinavo en general. Así, terminamos implementando una combinación de lo simple con lo complejo entre las líneas exteriores de la carrocería y los detalles interiores, como cuando uno tiene que darle cierta textura a una superficie.
Más de uno, por cierto, pero se me viene a la memoria la utilización de materiales innovadores en los habitáculos para que estos sean especiales y, sobre todo, duraderos, que soporten bien el uso con el tiempo y las fricciones con la posibilidad de ser reciclables. Además, tuvimos alguna injerencia en la elección de algunos colores nuevos para ofrecer. Tampoco íbamos a excedernos en las opciones como más de una compañía hace. Disponemos de opciones con telas, aluminio y madera, pero quizás en menor variedad porque no lo considerábamos tan preciso si el estilo final estaba, a nuestro juicio, bien rematado.
Diría que tenemos lo que yo llamo la filosofía de la marca y se trata más de los valores y de la filosofía, más que de las líneas y formas. Creo que hay cosas que son beneficiosas de mantener porque le dan reconocimiento a la marca, agregan valor y funcionan de alguna manera como promesa para los usuarios que eligen nuestra marca y si esas cosas las cambiamos, perdemos credibilidad ante ellos. Creo que es muy valioso construir confianza en torno a la marca y para los clientes que a veces toman la decisión de comprar la nueva versión de un vehículo porque creen en nosotros, incluso antes de verlo. En estos momentos tenemos nuestro distintivo con los DRL en la parte frontal del auto. El exterior es la principal atracción, lo que te enamora y la parte frontal te diría que es el 80% de ese atractivo, donde aparecen nuestros focos como unos ojos en la cara de una persona. Las líneas verticales de las luces frontales son los que te muestran nuestra personalidad de una manera muy importante.
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